martes. 16.04.2024

Por Cándido Marquesán Millán

El fichaje de Manuel Pizarro por Mariano Rajoy ha sido recibido por los poderes mediáticos, vinculados con el PP, con gran alegría. Quieren transmitir la sensación de que las elecciones se decantan inexorablemente hacia la derecha. Sin embargo, las cosas son más complicadas. Nadie puede cuestionar que Pizarro tiene una gran experiencia en el mundo empresarial, aunque para moverse en la política ese bagaje no parece suficiente.

Durante su gestión al frente de Endesa, no está de más recordar cómo, cuando se produce la primera Oferta Pública de Adquisición (OPA) de Gas Natural, las acciones de Endesa languidecían ante la indiferencia del universo inversor: las recomendaciones de compra eran escasas, no había catalizador, ni plan estratégico, ni idea de negocio. Si hubo una OPA sobre Endesa es porque alguien, llámese como se llame, percibió que estaba barata y que, la razón de que la firma cotizara a esos bajos ratios, era consecuencia de una mala gestión. Nadie está dispuesto a pagar una prima si no puede rentabilizarla. Pero Pizarro entendió que la OPA que la catalana Gas Natural lanzó en 2005 sobre Endesa era fruto de un acuerdo político que suponía quedarse con la eléctrica "por un precio ridículo".

A partir de ahí comenzaron los procesos judiciales. Para cortar el paso a la empresa catalana, controlada por La Caixa, negoció con el gigante alemán E.ON. El Gobierno intentó evitarla por un decreto-ley que le permitiera reforzar las competencias de la Comisión Nacional de la Energía (CNE). La pugna por Endesa se cerró en octubre de 2007 tras más de dos años de proceso.

Pero el acontecimiento más conocido de este nuevo personaje político fue cuando, el 17 de septiembre de 2005, salió en tromba ante los medios de comunicación con un ejemplar de la Constitución para denunciar que la OPA era inconstitucional alegando que en España no había seguridad jurídica y que había que ir a buscarla a Nueva York..

Muchos accionistas de Endesa le están agradecidos porque elevó un 112 % el valor de las acciones de la empresa. A buen seguro que el PP también lo recordará para ensalzar su capacidad de gestión.

Ahora Pizarro deja el mundo empresarial para saltar a la política, es decir, la carrera contraria a la de su amigo Rodrigo Rato, que es uno de los consejeros mejor pagados. Pizarro dejó Endesa con una indemnización de unos 12 millones de euros, tras duplicarse el sueldo en 2006 y ganar 3,2 millones. Además, obtuvo cuatro millones por la venta de acciones. Quizá ya ha ganado dinero suficiente y ahora sólo le motiva el poder.

Que finalmente haya sido atraído por Rajoy a la esfera política, a primera vista podría parecer un tanto sorprendente, si tenemos en cuenta que en declaraciones no muy lejanas en el tiempo a la COPE, la había descartado de pleno, aunque afirmó que ayudaría a lo que creyera que era mejor para el país. También indicó, sobre su paso a la política, que "las vocaciones tardías son como los amores otoñales".

De lo que ya no podemos extrañarnos tanto es que dado este paso, lo haya hecho hacia la derecha. Es nieto del general Manuel Pizarro Cenjor Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento en Teruel, cargo que ocupó desde julio de 1947 hasta 1954, así como también Jefe de la V Región de la Guardia Civil, que llegó a la provincia con el mandato expreso de Franco de sofocar el movimiento guerrillero, al igual que había hecho antes en las provincias de León y Granada. Se consideraba, estrecho colaborador del general Franco, tuvo un carácter duro, autoritario e implacable. Y realmente cumplió la misión que se le había encomendado. Es por ello que podemos imaginar la posición del nieto del general Pizarro en un tema de tan candente actualidad como es el de la recientemente aprobada Ley de la Memoria Histórica.

Por otra parte, es sabido que ha estado siempre cerca del PP. De hecho, en 1996 ya recibió la primera oferta para incorporarse al Gobierno, pero prefirió quedarse "en la retaguardia", como él decía. Esta posición le permitió mantenerse en la empresa privada, donde ha ganado un patrimonio más que razonable y desde donde ha utilizado sus múltiples contactos políticos. Nunca ha ocultado su amistad con el ex presidente José María Aznar, y se ha convertido en un controlador del poder económico para el PP, además de ponente habitual en los cursos organizados por la FAES. A todos los asistentes a una conferencia suya impartida en el Colegio Mayor de San Pablo sorprendió al mencionar los comienzos de su actividad intelectual en el seno de un pequeño grupo de liberales convencidos, reunidos en la calle Zorrilla tras las sesiones del Congreso. Este selecto grupo estaba formado en gran parte por diputados del Grupo Popular, como el entonces desconocido José María Aznar, Esperanza Aguirre, Rodrigo Rato, Loyola de Palacio, o el mencionado Pedro Schwartz y surgió a principio de la década de los años 80 como reacción al entonces pensamiento único socialista e intervencionista en el ámbito económico, comenzando a oponer a las ideas keynesianas reinantes las tesis liberales del recién fallecido, Milton Friedman. Los componentes de este grupo gestaron el cambio liberal en España.

Como era de esperar Pizarro ha sido recibido con los brazos abiertos por los empresarios, tras hacerse público su fichaje como «número dos» de Mariano Rajoy en la candidatura del PP por Madrid. Para el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, Pizarro «ha sido un magnífico gestor» al frente de Endesa, y se mostró convencido de que «lo hará muy bien en la política». Muy al contrario que en Cataluña, ya que antes de dar la empresa a una compañía española radicada en Cataluña prefirió un comprador alemán. En este aspecto Mariano Rajoy arriesga mucho, ya que un partido aspirante a gobernar en toda España no debe arriesgarse a convertirse en una fuerza casi testimonial en Cataluña. Pizarro, que hace alarde de su condición de aragonés (y turolense), suponemos que, en sus nuevas tareas políticas será un firme defensor de su tierra y, por ello, se opondrá con la misma energía de la que hizo gala como presidente de Endesa ante las Opas que consideraba hostiles para su compañía, a los intentos, presentes y futuros, de trasvasar el Ebro, aspecto éste que, defendido por Rajoy e incluido en el programa electoral del PP, sería un factor de desvertebración territorial de España.

Fallidos los intentos de erosionar al gobierno en los frentes del terrorismo, del territorial o el educativo, los dirigentes del PP iniciaron una nueva ofensiva contra la política económica del Gobierno de España. Rajoy se encaminaba hacia las próximas elecciones sin ningún peón de prestigio en el ámbito económico con el que oponerse al consistente y sesudo Solbes, lo que le vaticinaba un auténtico suicidio electoral. Lo que le hacía necesario tomar una decisión a la desesperada. Por ello, la batalla electoral sobre el campo de la economía se aventura de alto nivel.

El desembarco político de Pizarro
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