miércoles. 24.04.2024

Por Mare Cabrera

Me presento: Soy un joven de 27 años. De buena presencia, ya saben, de la que dicen adecuada para trabajar de cara al público. Confieso tener algún tatuaje, pero en lugares discretos. No creo que deba entrar en más detalles. Me corté el pelo antes de terminar la carrera. De hecho, mi cambio de imagen se debió a una apuesta, y ya ven que la perdí: buena cuenta dio de mis greñas el peluquero.

Tengo cosas de chinijo aún, pero sé que soy responsable y testarudo para llevar cualquier empeño adelante. Como les decía, terminé la carrera hace poco, y vuelvo de nuevo a mi Lanzarote natal. Emocionado y con grandes expectativas. Me perdí un par de capítulos sobre la vida política en la isla. Cuando me fui era demasiado joven para que me interesara, y al entender que la que me afectaba directamente era la que acontecía en Tenerife me centré en ella, así que participé activamente en manifestaciones y campañas en favor de los derechos estudiantiles. Me picó el gusanillo y me di cuenta de que era válido para dedicarme a una profesión relacionada con la cosa pública. No sólo lo digo yo; me animaron los compañeros, novias e incluso algún profesor.

Pese a que podía haberme quedado en la isla de acogida estudiantil me decidí a regresar (“y volver, volver, volver...”, que dice la canción). Como ya dije, emocionado y con verdaderas intenciones de seguir con mi corta pero entusiasta trayectoria política. He sacado buenas notas. Mi expediente es inmaculado, gracias a los rezos de mi madre, cabe pensar. Dadas mis dotes oratorias siempre salí de embrollos provocados por mi a veces rebelde actitud ante lo establecido y lo que creía injusto, aunque nunca perdiendo las formas, todo hay que decirlo.

Por todo ello, he sacado hueco entre tanto asadero de bienvenida para empaparme de lo acontecido en la isla desde el momento en que perdí algo el hilo. La verdad, me está costando masticar y relacionar la información que saco de las hemerotecas de la prensa local. Sobre una misma noticia, mil versiones. Pero no me asustará ahora conocer la parcialidad de los medios de comunicación. Cuando saltó todo lo de la Operación Unión mi madre me llamó para decirme que debía haber una bomba en el Ayuntamiento, y metafóricamente no estaba equivocada la mujer. Me ha decepcionado mucho llegar a la isla con mis intenciones políticas estando el panorama tan desalentador y viciado, con numerosas personas imputadas, nuevos pactos de gobierno, y las instituciones con el agua al cuello y desbragadas, enseñando las vergüenzas al resto del Archipiélago. Pero, aún con todo (llámenme iluso porque tengo una ilusión), me dirijo a ustedes para que me aconsejen y sugieran sobre cuál sería la mejor opción entre las que tenemos en Lanzarote actualmente. En qué partido debería afiliarse un joven como yo, de estudios superiores, con ganas de trabajar e interés por mejorar la vida de los ciudadanos, aunque suene típico y electoralista.

PP: Un partido que nunca ha pintado demasiado en la isla pero que ahora parece que accede al poder, aunque sea en manada. Todas las encuestas dicen que va en aumento en toda España. No sé, no sé…

PSOE: Un partido muy denostado tras los últimos acontecimientos y afectado por una de sus figuras principales, presentado por la prensa que he podido leer como un encantador de serpientes que ha enfadado al resto de partidos, y de paso dividido el suyo en dos: los buenos del PSOE y los malos del PSOE (él estaría entre los malvados, se entiende).

CC: Un partido encabezado por el que describen como líder populista que ha entrado en confrontación con otros miembros de su coalición. En Lanzarote están claramente divididos y enfrentados internamente, y no lo han querido, podido o sabido disimular. Para ellos hacen.

PNL: Proposición No de Ley.

PIL: El partido que sin duda más renglones y escándalos ha provocado en nuestra isla, plagado de términos judiciales y miembros bajo sospecha.

Alternativa Ciudadana: Partido desmigajado por las confrontaciones internas y los aires de superioridad de algunos de sus miembros, prefiriendo ellos tomar poder que ceder en favor de los intereses comunes.

Ante el panorama presentado he llegado a la conclusión de que en Lanzarote, en el momento de afiliarse, no basta directamente con poner sobre la mesa tu ideología política para decidir cuál es la opción más adecuada. Precisamente porque parece que la única ideología que entienden las formaciones locales es la del oportunismo, el favoritismo y la avaricia.

Mi madre dice que me olvide de mis aspiraciones, al menos por ahora, hasta que no se renueven las listas, aparezca gente joven con formación y ganas de cambios, que falta nos hace. Pero si los que tenemos estas inclinaciones seguimos en la sombra, difícil será que el estado actual de las instituciones mejore. ¿Esperar por el cambio, o formar parte activa de él? Ésa es la cuestión.

El currículum
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