viernes. 19.04.2024

1.- El sábado les conté aquí que se habían reunido, la semana pasada, en un restaurante caro, y más con esta crisis, unos cuantos empresarios. Y que en la reunión se criticó a otros empresarios, que no fueron invitados. Y lanzaba yo una parábola de cangrejos, que sería ocioso repetir; así que les animo a que, si no la leyeron, vayan a la Red y consulten la hemeroteca de EL DIA. No es bueno, creo yo, que entre el empresariado se formen capillitas, aunque, válgame el Cielo, cada cual se reúne con quien le da la gana. El citado complot -vamos a llamarlo así, de manera simpática- había sido auspiciado por Amid Achí Fadul , empresario sirio de la ropa (aquí un sostén, allá una braga, acullá un bolso) afincado en Tenerife, y en la comida, pantagruélica y larga, participaron Francisco Gómez , Miguel Concepción (que llegó tarde), Luis Aguilar , Modesto Campos , Fachi Zamorano y José Fernando Cabrera , entre otros. Bueno, no critico a nadie por reunirse, pero sí censuro, con el permiso de ustedes, desocupados lectores, dos cosas: a) que se hable mal de los ausentes; y b) que sean tan excluyentes los presentes. No quiero pensar que la reunión se haya montado exclusivamente para hablar mal de los ausentes y para criticar sus inversiones comerciales, absolutamente legítimas.

2.- No iremos a ninguna parte, y lo lamento, sin que se erradique de este país la envidia. La envidia moruna y la otra, la de aquí. La envidia es, como dijo Fernando Díaz-Plaja , yo repito una vez más y es público y notorio, el principal pecado de los españoles y, por absurdo mimetismo, de los canarios. La envidia todo lo corroe y todo lo estropea. Por eso yo predico, ya que he sido capaz de llegar a edad provecta sin ser eliminado del todo, que cada uno respete al otro y que cada uno se alegre de los éxitos del otro, sin intentar tumbárselo. Porque todos somos canarios, auténticos o adoptados, y nos deberíamos alegrar de los éxitos de nuestros paisanos y no convocar almuerzos para poner a parir a los que triunfan.

3.- Dicho lo cual yo me quedo como si me hubiera librado de una flatulencia enorme, porque fueron varias las llamadas que recibí dándome cuenta de la reunión. Incluso revelándome el temario; porque cuando el buen vino corre hay comensales que hablan demasiado alto, como si jamás hubieran albergado la duda (cita de Borges ). En fin, que muy bien que los empresarios se junten a comer, pero decirles que ya los ausentes saben del ágape y de los comentarios y que no están demasiado contentos; porque los ausentes lo que hacen es luchar por sus empresas y conseguir legítimamente lo que puedan del recomido pastel isleño. Amén.

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El complot
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