viernes. 29.03.2024

1.- Cuando era portavoz del grupo parlamentario de Coalición Canaria en Madrid, Paulino Rivero tenía chofer y coche. El coche -un Audi- lo ponía el Congreso, pero el chofer lo pagaba el grupo. Deja de ser Paulino portavoz y despiden al chofer. Y, claro, el conductor reclama lo que es suyo, como es natural. Pero a la hora de rascarse el bolsillo, el mago de El Sauzal, haciendo honor a su honrosa condición, se echa para atrás. Porque el mago pagando rondas de caña es muy roñoso, ya lo saben. Y el chofer que no cobraba y el hombre, ya apurado, que tenía prisa por recibir sus duros -euros- bien ganados -horas de espera a don Paulino en los aeropuertos y en más sitios-. Total, que tuvo que ser Luis Mardones , que no disfrutaba de la comodidad de tener coche y chofer en Madrid, porque el vehículo estaba destinado en exclusiva a don Paulino, quien soltara la mosca. Me encontré a Luis en el avión, el otro día, volando a Madrid, y me contó que no quiere saber nada de Coalición Canaria ni de sus dirigentes. Y no sólo por el detalle apuntado, sino porque acabó harto de los jefecillos. Asegura que él está muy bien presidiendo la Academia de Doctores y asesorando a grupos empresariales importantes; y que la política ya no le interesa. Ahora se ríe como el perro pulgoso viendo cómo se desintegra su antigua formación. 25 años estuvo en el Congreso. Y no cobra un duro de la Cámara Baja.

2.- Vaya viaje. En el vuelo Tenerife-Madrid, una avería, detectada antes de la salida del avión. Fue el lunes, a mediodía. No nos dieron explicaciones. Vuelo de Iberia. En el de vuelta, también con Iberia, el martes, más de una hora de retraso, por llegada tarde del avión a Madrid. Le pregunto a una azafata de tierra y me dice: "Es que no hay tripulaciones". Era mentira. Llegó el avión con retraso de Santiago de Compostela y por eso salimos a deshora y llegamos de milagro antes del cierre de Los Rodeos. Menos mal que el viaje era una invitación, porque si encima pago, apaga y vámonos.

3.- Joder, vaya colas en Doña Manolita . En Madrid, en Callao. Todo el mundo compra lotería allí. Pero es absurdo que se haga la cola porque junto a ella hay cuatro o cinco cojos que te venden la lotería de esa administración con el recargo de dos euros por décimo. Así que el que hace la fila es que está pirado: perder cuatro horas para ahorrarse dos euros por décimo es una estupidez. Dios sabe lo que vende esa casa cada Navidad. Tiene que ser una auténtica millonada. Y, claro, cuanto más vende más posibilidades tienes de que te salga un número de la administración líder.

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El chófer de don Paulino
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