jueves. 25.04.2024

Empieza el año y te pones a hacer balance de lo que sacaste de provecho del anterior y del partido que le puedes sacar al 2008. Y entonces echas la vista atrás, recuerdas lo más significativo que nos dejó el 2007 por aquí abajo, y casi te da vértigo. Ya se te quitaron las ganas. Mejor aparcar el balance. Te sugiero que ni lo intentes. Me consta que es negativo, pues me he gozado (es un decir) el lamentable espectáculo casi en primera línea.

Tampoco es necesario que insistas en decirme que a ti también te avergüenza la situación. Esta situación en la que seguimos inmersos, como en mitad de la nada, y que nos coloca a todos los que vamos embarcados en esta pobre islita rica sin gobierno conocido que va directamente proa al marisco en el foco de la atención informativa de otras islas y del resto de España, porque seguimos padeciendo unos políticos que sacan lo peor de nosotros, sobre cuyas reiteradas trapisondas públicas o judiciales no quiero volver a ocuparme, de puro hastío. Apenas ha arrancado 2008, como ves, y ya estamos en lo mismo con los mismos de siempre, que predican invariablemente con el mal ejemplo. Loro viejo no aprende idiomas, como es triste fama.

Seguro que a ti también te pasa muchas veces: como conejero, te sientes incómodo de tu origen ante otros canarios que te preguntan, a viva voz o con la mirada inquisidora, por qué tú o los tuyos, tus familiares o tus vecinos, están permitiendo que se encaramen en el poder los que se aprovechan de éste para fines espúreos o torticeros. Y ni siquiera te sirve de consuelo que se hayan destapado recientemente otros tantos casos de corrupción política en islas vecinas y hermanas como Fuerteventura, Gran Canaria o Tenerife. Mal de muchos sólo es consuelo de tontos. Y tú, que nunca has votado a ninguno de esos sinvergüenzas convictos y confesos, porque te tienes por abstencionista activo y consciente (consciente de que a veces no se puede votar a nadie si no hay nadie a quien votar), te preguntas qué alícuota parte de culpa tienes en todo este sinsentido. Pero no está tan claro que no tengas algo de culpa o responsabilidad. Si te callas tienes, como mínimo o como poco, un buen trozo de culpa. Si te inhibes ante el escándalo mayúsculo, ante el robo del dinero de todos, eres un ratito culpable. Tal cual. No le des más vueltas a lo que no tiene vuelta de hoja.

A ratos te sientes como el protagonista de aquella película, atrapado en el tiempo. Viendo cómo se suceden, día sí y año también, los mismos y lamentables episodios de política-degradación. Me consta que sientes esa vergüenza, propia y ajena. No es necesario que me lo jures cuando te encuentro por la calle y me lo cuentas con la cabeza agachada. Todos lo sabemos, aunque sólo algunos, muy pocos, cada vez menos, osan contarlo, señalando con el dedo al rey que va desnudo. Pero también a los demás hay que entenderlos: tienen familia y bocas que alimentar. Ponte en su lugar. Nunca se puede juzgar objetivamente a nadie hasta que no te colocas, al menos durante un ratito, en sus zapatos.

Nadie sabe exactamente durante cuánto tiempo más se va a prolongar esta humillación pública a todos los lanzaroteños, incluidos a los que votan a los que sólo merecen ser botados al barranco. Pero ojalá todo cambie en 2008, aunque con esta tropa que vota lo que vota, incluso cuando no hay nada que votar, y con esa otra tropa dirigente que ya ha dado de sí todo lo que tenía que dar (nada), lo vamos a tener más que difícil, para mi gusto. Buen año, hermano. ([email protected]).

El año de la marmota
Comentarios