En una batalla que se libra desde hace muchos años, los vecinos de Arrecife siguen denunciando la instalación de antenas de telefonía móvil en zonas residenciales de la ciudad. A los habitantes de los barrios de Titerroy y Altavista les han seguido la Asociación de Padre Claret, que en un escrito responsabilizan al alcalde de la capital de hacer oídos sordos a sus quejas y negarse a reunirse con ellos. Según la asociación, han reunido cerca de 500 firmas para exigir la retirada de las antenas ubicadas en la zona de los colegios Antonio Zerolo y La Destila.
En declaraciones a la 95.8, el alcalde de Arrecife, aseguró este jueves que de hecho se ha reunido esta semana con dos representantes de la Asociación. Enrique Pérez Parrilla reconoció que “la alarma social existe”, sobre todo en cuanto a la ubicación de antenas en las proximidades de colegios.
No hay legislación clara sobre este asunto, ni tampoco estudios científicos contundentes que demuestren o rechacen la incidencia de estas antenas sobre la salud de las personas. Sin embargo, el Ayuntamiento ya ha realizado algunas gestiones, según el primer edil, como enviar un escrito a Telefónica exigiendo la retirada de la antena de la calle Portugal. No obstante, “no es tan fácil” llevar a cabo la retirada. Si la compañía se niega lo tiene que hacer el Ayuntamiento, para lo que “tiene que pedir autorización a un juez para entrar en la vivienda”. Autorizaciones “que en algunos casos no se dan”.
En cualquier caso, Pérez Parrilla llamó a la tranquilidad para que no se infle en exceso la alarma social. “Hay cierta psicosis que existe en varios sitios, como en Titerroy, los alrededores de la calle Portugal, o el entorno de los colegios de Las Salinas”.
Las antenas se colocan en azoteas de viviendas privadas, cuyos propietarios reciben una compensación económica de las operadoras de telefonía móvil. En cualquier caso, el problema de las antenas tiene una doble vertiente por la dependencia de la sociedad actual de los teléfonos móviles. “Creo que la situación de peligro no es tanta. Quedarnos sin telefonía móvil para algunos será bueno, pero para otros será una tragedia terrible. Dicho de otra forma, perjudica más al que tiene un teléfono móvil” que a los que viven en las cercanías de una antena.
