viernes. 19.04.2024

“Ha sido una operación extraordinaria”. Con estas palabras ha definido el ilustrísimo Presidente del Cabildo la cesión del ciclo integral del agua a la empresa Canal de Isabel II Gestión S.A.

“Ha sido una operación rara, rara, rara”. Con estas palabras la defino yo.

Lo que ha pasado con esta rocambolesca historia es algo que se podía calificar de un expediente X a poco que nos sentemos a analizar los pormenores de la misma. Y esto es lo que he hecho yo.

Empezaremos por la empresa objeto de la concesión.

La empresa Canal de Isabel II Gestión S.A. se constituye el 1 de Julio del 2.012, siendo una ramificación de Canal de Isabel II, con el objetivo de gestionar todo el ciclo integral del agua, su producción, distribución y reutilización.

Esta empresa pertenece a la Comunidad de Madrid, su capital es público y su dirección es política.

Les suenan estos parámetros? Inalsa es exactamente lo mismo, mismo propietario publico, el Cabildo, mismo capital público y misma dirección política

Dejando claro estos conceptos de similitud de objetivos en la empresa adjudicataria con relación a la empresa cedente de la gestión, pasamos a analizar la concesión que es en este punto donde nos aparece el poltergeist insular.

En el primer concurso, el que quedo desierto porque nadie con dos dedos de frente se iba a hacer cargo de esta ruina insular debido a las condiciones contractuales que exigían nuestros iluminados dirigentes cabildicios, el aspecto económico se circunscribía a dos puntos fundamentales: cancelación de la deuda con los acreedores, unos 50 millones de euros y la inversión a realizar para la mejora de las redes de distribución y su servicio al ciudadano que estaba estimado en unos 15 millones de euros.

Los demás aspectos secundarios, tales como la subida de las tarifas, nunca antes de los cinco años, la reducción del personal, nunca antes de los cuatro años, el canon a pagar al Cabildo y los años de explotación, 25, hacían del pliego de condiciones algo absolutamente inviable para cualquier empresa con capital suficiente y con dirigentes de mas de dos dedos de frente, exactamente el doble de los que tienen quienes les llamaron a concursar.

El resultado fue el que todos conocen. Nadie acudió al concurso.

Pues bien ahora, por obra y gracia del Espíritu Santo, en un segundo concurso negociado, aparece una empresa que se hace cargo de todo el tinglado de Inalsa y con variaciones sustanciales de las condiciones del concurso inicial, ese que se quedo desierto por draconiano. Pero no se crean que las variaciones han sido a la baja. Lean y juzguen ustedes

Si la inversión del primer concurso era de unos 65 millones de euros, 50 por la deuda y 15 para la inversión en los cinco primeros años de contrato, los nuevos se la quedan por 106 millones de euros, 50 para la deuda y 56 para invertir en esos mismos cinco años iniciales. Raro no?

En este aspecto, la lumbrera que tenemos como presidente de Inalsa, a su vez presidente del Cabildo, destaca que la empresa llevara a cabo la inversión con un 60% de fondos propios mientras que las demás que se presentaron tenían previsto financiar casi el 100% de la inversión. Y yo pregunto: ¿Qué le importará a nuestro presidente como pagan lo que aportan si lo importante es que lo aporten, que como lo paguen siempre será asunto de ellos?

El tiempo de concesión pasa de 25 a 30 años. Faltaría más que no se prolongase el periodo con la pasta que se van a gastar para arreglar los desaguisados llevados a cabo por los anteriores dirigentes de Inalsa y cuyo resultado fue la quiebra y el concurso de acreedores.

Las tarifas no se podían tocar hasta el quinto año y en la concesión actual será a partir del cuarto. Eso si, solo el IPC mas un 1%

El cabildo recibirá el 1% de los ingresos brutos anuales mas el 6% de lo que la nueva empresa reciba en concepto de subvenciones para la desalacion. Todavía no tengo claro lo que iban a recibir en el concurso original, porque entre fijos y variables la cosa solo la tenia clara el que lo redacto, que curiosamente, si la memoria no me falla, fue una empresa afín a la que ahora se le ha concedido la explotación. Si me equivoco en esto pido perdón por adelantado.

El personal no se tocará en cuatro años, ni habrá modificaciones sustanciales, ni ERES ni nada que se le parezca. Si no se puede tocar no puede haber modificaciones.

A todo esto, según el presidente del Cabildo, todavía queda que los acreedores acepten que venga esta empresa y les pague lo que se les debe. Vamos que a lo mejor la operación no sale porque quien tiene que cobrar no va a aceptar que le paguen. Como nota de humor, Sr. San Gines, esta bien, pero esto es demasiado serio como para que haga un alarde tan cómico como fuera de lugar.

Y la guinda de este pastel la ponen, como casi siempre, los privilegiados cerebros políticos de los socialistas insulares. No solo aceptan que se privatice la principal empresa publica conejera, que la otra no tardara en hacerlo, no solo están conformes en que esto se lleve a cabo y así liberar de responsabilidad penal a los anteriores responsables de Inalsa, entre los que había algunos colegas socialistas, sino que además y aquí ya se riza el rizo de lo esperpéntico de su posicionamiento político, la empresa adjudicataria, el Canal de Isabel II Gestión S.A. no solo es una empresa publica perteneciente a la Comunidad de Madrid, sino que además la dirige el Partido Popular.

Después de este análisis que les he hecho, decidan ustedes si esta historia no podría enmarcarse, como un capitulo mas, dentro de aquella serie de televisión titulada EXPEDIENTE X.

El agua del Canal huele raro
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