miércoles. 24.04.2024

Este lunes comenzó un juicio con jurado popular en el que el Ministerio Fiscal pide 18 años de prisión por un presunto delito de asesinato, ya que Manuel Antonio I.L. ha sido acusado de matar a golpes a un indigente que vivía con él y otras personas en una casa ocupada de Arrecife, en Lanzarote.

El acusado negó los hechos que se le imputan y mantuvo que la víctima, Enrique A.H., que falleció por una fractura craneal causada por un fuerte golpe, se cayó por las escaleras de la vivienda en la que convivían al encontrarse en estado ruinoso.

Manuel Antonio I.L. sostuvo que cuando él llegó a su casa después de haberse marchado “a recoger colillas por la calle”, se encontró a Enrique A.H. muerto en las escaleras en un charco de sangre.

Aunque las otras tres personas que convivían en la casa, José Luis Quintana, ‘El Guindilla'; Juan Carlos Moreira; y Juan Indalecio Rivero, aseguran que todos se llevaban bien y que no había discusiones, el imputado afirmó que se llevaban mal porque el fallecido era “un falso y un ruinas”.

Los tres testigos y ocupantes de la vivienda en ruinas que convivían con la víctima y el acusado, manifestaron que en la parte de arriba de la casa, donde dormían Manuel Antonio I.L. y Enrique A.H. existía una maza de madera muy grande que después del siniestro desapareció y la Policía no ha conseguido encontrar.

Así pues, José Luis Quintana dijo en una declaración anterior ante la Policía que el acusado le pidió ayuda para bajar el cuerpo de la habitación en la que supuestamente lo había golpeado diciéndole: “Vamos, vamos, que me lo he cargado”.

Los otros dos testigos también ayudaron al acusado a sacar de la vivienda el cadáver aunque no oyeron a Manuel Antonio I.L. decir que lo había matado sino que se había caído, por ello lo sacaron de la casa, presuntamente para que cuando viniera la ambulancia lo auxiliasen más rápido.

En cuanto a quién llamó a los servicios sanitarios tampoco hay coincidencia en sus declaraciones, pues la víctima afirma que fue él quien tuvo que llamarlos porque ninguno quería hacerlo, a pesar de que los testigos dicen que fueron ellos quienes los avisaron.

Al haber estado bebiendo durante las horas previas al suceso, los ocupantes de la casa se encontraban ebrios y por ello no recuerdan exactamente a qué hora llegaron unos y se marcharon otros, pero sí que ayudaron a Enrique a subir a la habitación por su estado de embriaguez. A pesar de ello, no manifestaron que hubiese habido ninguna discusión previa a la muerte de la víctima.

Los técnicos no creyeron la caída

Los técnicos del Servicio Canario de Salud que acudieron al lugar de los hechos, al ser avisados de una caída, no creen posible que la víctima pudiera “haber caído por la ventana” al encontrarse en una posición “que no cuadraba”, dijo uno de ellos.

Al encontrarse en esta situación, decidieron regresar al centro de salud cercano para avisar a un facultativo y de paso, alertar a la Policía para que pudiera comprobar el estado en el que se encontraba el cadáver, cuyas heridas respondían más al haber recibido golpes en la cabeza que un traumatismo por los argumentos de los testigos y el acusado.

El juicio continuará este martes a las 10:00 horas, con la práctica de las pruebas periciales y testificales.

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