jueves. 28.03.2024

El joven de 32 años acusado de dos agresiones sexuales a dos menores de 13 y 16 años en Las Palmas de Gran Canaria, Mario R.M., aseguró este miércoles durante la vista oral que su única intención era “decirles cosas obscenas que pasaban por mi mente”.

El imputado utilizó en las dos ocasiones el mismo ‘modus operandi' ya que abordó a las dos niñas en parques de la ciudad mientras paseaban a sus perros y tras entablar una conversación intentaba realizarles tocamientos. En la primera ocasión logró “introducir su mano por debajo de la blusa de una de las menores, que quedó paralizada hasta que él intentó llegar debajo del pantalón”, momento en el que la chica reaccionó, comenzó a gritar y el acusado huyó.

En la segunda ocasión, se dirigió a la joven con una navaja para amedrentarla diciendole que si se marchaba “la apuñalaría”, dijo la menor en el juicio, quien también logró huir.

Cuando la presidenta de la sala preguntó al inculpado por qué cogió la navaja si no pretendía hacerle daño, éste se echó a llorar diciendo que era para sentirse él mismo más seguro, “por ignorancia o inconsciencia, aunque ni siquiera la abrí”, dijo Mario R., un testimonio que se contradice al de la víctima que aseveró que vio la hoja del arma.

El acusado se ha negado a recibir tratamiento psicológico después de los hechos aunque reconoció que tiene un problema: “Yo no pensaba si las niñas eran mayores o menores de edad, sino lo que mi mente proyectaba, que era decirle cosas obscenas. Perdí el control de mí mismo”.

El abogado de la defensa, Cristóbal Díaz, conocido por haber sido el letrado del ‘violador de la furgoneta blanca', solicitó la comparecencia del padre del acusado para demostrar que su cliente ha sufrido un trastorno a raíz de las múltiples enfermedades de su progenitor. Este extremo no quedó probado porque los peritos aseguraron en su informe que no padece ninguna enfermedad mental, ni está mermada su capacidad cognocistiva ni volitiva, sino en cualquier caso una ansiedad que “puede tener todo el mundo”.

El Ministerio Fiscal solicita una condena de entre seis y ocho años de prisión por los delitos de agresión sexual o en su defecto de abuso sexual y una tentativa de agresión sexual, así como una indemnización para las víctimas por los daños morales causados a las víctimas.

El acusado de dos agresiones sexuales a menores dice que “sólo quería decirles cosas...
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