viernes. 29.03.2024

Hace unos cuantos años nació en la isla de La Palma un niño que ya desde la cuna se movía más que los precios. Sus amigos de infancia y de juventud son testigos de que seguir el ritmo de Juan Manuel Sosa es absolutamente imposible. Es como uno de esos conejitos de la tele a los que les ponían una pila de larga duración y no paraban de tocar el tambor durante años; tumbaban a los conejitos normales. Unos cuantos años después de ese nacimiento, y ya en su isla de adopción, Lanzarote, el Doctor Sosa se ha convertido, como dicen algunos de sus amigos, en el nuevo Leonardo da Vinci.

Y es que este ejemplar médico de cabecera o de familia, un hombre que en su juventud fue capaz de dirigir una planta completa de un psiquiátrico en Tenerife en los tiempos en los que se llamaban manicomios, puede estar recetando paracetamol mientras piensa cuál será su próximo cuadro, cuál será su próxima fotografía. Porque lo que es realmente el Doctor Sosa no es otra cosa que un nuevo hombre del Renacimiento; lo mismo se pone a tocar la flauta travesera, el acordeón o la armónica, que pinta una sobrecogedora acuarela o consigue un retrato rotundo con una de sus fantásticas cámaras. Todo sin olvidar que en su día hizo el juramento hipocrático, y se debe a su profesión. Lo del artista es para los pocos ratos libres que tiene, porque además de último le ha dado por dedicarse a la política con sillón en un Cabildo donde probablemente muchas veces piensa que hay más locos que en el manicomio donde tanto aprendió.

Precisamente con una de sus cámaras de coleccionista ha conseguido reunir una singular colección de fotografías que retratan a la perfección que la antigua capital de Lanzarote, Teguise, no sólo tiene una estampa insuperable de día sino que atesora imágenes iguales o superiores por la noche. Este jueves se inauguró en el Convento de Santo Domingo la exposición "Mágicos rincones de la Villa de Teguise", el nombre elegido para que la gente disfrute de unas fotografías de enorme calidad técnica y de singular trazo artístico que van a estar expuestas para que aquel que quiera las compre a un más que módico precio. La recaudación, además, será utilizada por el Ayuntamiento para ayudar a las familias más desfavorecidas del municipio.

En la puesta de largo de la exposición estuvo al lado del artista la concejal de Cultura, Olivia Duque, y el alcalde de Teguise, Oswaldo Betancort, ambos volcados en una idea que les trasladó Sosa en su día y que no sólo han apoyado sino que han acogido en seguida como propia.

En la reseña que se hace del polifacético médico para ilustrar la exposición, el Doctor cuenta parte del porqué de la idea. "Levantar la cabeza y dirigir la mirada hacia el Castillo de Santa Bárbara, hoy Castillo de la Piratería, es ver la imagen de un viejo vigilante que cuida y protege su isla". "Sentarse de noche en un banco de La Villa es impregnarse de silencio, misterio y leyendas. Pensar en los increíbles relatos que podrían contar cada una de esas baldosas que están a nuestros pies, cada una de esas casas que nos rodean, y que parecen tener un secreto tras sus puertas".

Prueba superada. ¿Qué será lo siguiente? Probablemente hace mucho tiempo que ya está en ello.

El Doctor Sosa, un Da Vinci venido de La Palma
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