viernes. 29.03.2024

Este viernes, 20 de abril de 2012, se conmemora el segundo aniversario de la tragedia de la plataforma Deepwater Horizon de la petrolera BP (British Petroleum) en el Golfo de México.

Este mismo 20 de abril, pero de hace dos años, explota la plataforma de la petrolera y dos días después se hunde, comenzando los derrames incontrolados de vertidos y la mayor tragedia medioambiental que se vive en esta zona de los Estados Unidos. Once de las personas que se encontraban trabajando en el pozo, denominado "Macondo", mueren.

Tal y como recoge el Cabildo insular en nota de prensa, Lanzarote quiere recordar esta trágica fecha, para poner de nuevo de manifiesto los riesgos que asumiríamos todos los canarios si se produjese una catástrofe medioambiental como la sucedida en el Golfo de México.

El proyecto de Repsol, autorizado por el Estado español, prevé perforaciones en aguas profundas similares a las del Deepwater Horizon que se realizaron a unos 60 kilómetros de la costa de Louisiana, en los Estados Unidos, a 1.525 metros de profundidad. Incluso el proyecto de la multinacional Repsol alerta en Canarias de la exploración a mayor profundidad si fuera necesario, alcanzando los más de 3.000 metros. Además, en las cuadrantes aportadas por Repsol figuran exploraciones a tan sólo 10 kilómetros de las costas de Fuerteventura.

Este grave accidente en el Golfo de México provocó una mancha de petróleo que afectó a playas de más de 300 kilómetros de distancia y más de 11.000 kilómetros cuadrados afectados, lo que significa que si este mismo accidente se produjese en cualquiera de los puntos a explorar en Lanzarote y Fuerteventura, afectaría de inmediato al resto del archipiélago.

Las perforaciones a estas profundidades, según las organizaciones ecologistas internacionales como Greenpeace o las experiencias similares que arroja la historia de la extracción de hidrocarburos (siniestro de Exxon Valdés en Alaska en 1989 o el de Ixtoc I entre 1979 y 1980 también en EEUU), advierten que están expuestas a este tipo de derrames petroleros ya que la presión con la que sale el crudo del pozo en caso de accidentes, tras ascender 5,5 kilómetros por una tubería, tiene tal fuerza que hasta la fecha no hay tecnología para sellarla ni reaccionar con la suficiente inmediatez para que no se produzcan vertidos importantes. Hasta la fecha, los intentos que se han realizado para sellar estas tuberías han resultado infructuosos.

Concretamente en el caso del Golfo, se vertieron durante tres meses (136 días), unos 4,9 millones de litros de crudo. El diario El Mundo comparó los vertidos del Golfo con el accidente del Prestige en Galicia diciendo que en datos es como si se hubiera producido un "Prestige en el Golfo cada 8 días", ya que los vertidos en las costas del norte de España fueron de 72 millones de litros.

Para las tareas de limpieza en el Golfo de México, hicieron falta más de 4.000 barcos y unas 30.000 personas que trabajaron intensamente en torno a una barrera anticontaminación de 3.000 kilómetros. En este dispositivo se utilizaron también unos 7,5 millones de litros de disolventes químicos, lo que aún al día de hoy está provocando graves consecuencias para el medio marino y ambiente de la zona. El medio ambiente y la economía de los estados afectados tardará décadas en recuperarse.

En cuanto a estas tareas de limpieza y sellado, si se compara con el mismo accidente ocurrido en España, con el Prestige en 2002, frente a estas 30.000 personas que trabajaron en EEUU, en las costas gallegas lo hicieron diaria y voluntariamente unas 200 personas (curiosamente los puestos de trabajo que podría ofrecer Repsol en una plataforma grande), con un coste total en esta tarea de limpieza y sellado 12.000 millones de dólares, lo que situaba a este incidente español entre los tres primeros puestos, por detrás del accidente de Chernóbil, el más caro de la humanidad.

Pero sin duda alguna, en Canarias no sólo debemos de temer por la actual capacidad de respuesta económica del Estado, ni por las dificultades que tendríamos para movilizar a los 4.000 barcos que fueron necesarios para las tareas de limpieza en el Golfo de México, sino que seguimos insistiendo en las más de 300.000 personas que en las islas viven -directa o indirectamente- del turismo, nuestro modelo económico por el que hemos apostado desde hace décadas, y por la protección de nuestro patrimonio natural y marino que se vería también gravemente perjudicado.

Aves, peces y plantas marinas fueron las víctimas de la fuga de petróleo en el Golfo de México. Cientos murieron durante la tragedia y otras intentaron sobrevivir con el peso del crudo en sus cuerpos.

Todos pudimos ver las escalofriantes imágenes de pelícanos color café, en peligro de extinción, y aves que en contacto con el crudo murieron o perdieron su capacidad de vuelo. Delfines y tortugas marinas que fallecieron en un intento por escapar de la marea negra que se incrustó en sus órganos respiratorios. Ejemplares de animales muertos aparecieron en las costas de Luisiana, Alabama y Florida, y en estos días, cuando se cumplen ya dos años del desastre ecológico aún podemos leer titulares con mutaciones, corales afectados y consecuencias de lo ocurrido. Con las aves migratorias, ocurrió lo mismo. En el estado de Luisiana se contabilizaron unos 10.000 pelícanos protegidos afectados, muchos de ellos murieron por los vertidos de petróleo.

Y en Canarias, por nuestras condiciones geológicas, biológicas y naturales, no sólo tenemos parques protegidos, no sólo somos Reservas de la Biosfera, como Lanzarote y Fuerteventura, no sólo tenemos una de las mayores Reservas Marinas de Europa en el Archipiélago Chinijo en el norte de Lanzarote, no sólo se encuentran endemismos únicos que subyacen en túneles volcánicos conectados directamente con el mar, no sólo tenemos aves migratorias protegidas como el Halcón Eleonor, no sólo contamos con cetáceos y especies marinas muy sensibles que quedarían en peligro con los efectos directos de los simples sondeos y las prospecciones, no sólo confluyen otras especies amenazadas y diversos hábitats naturales de interés comunitario y protegidos por Europa, y -en definitiva- no sólo todo lo expuesto quedaría en manos de los intereses de una petrolera, sino que las ocho islas pobladas pondrían en peligro el atractivo de sus playas y su entorno paisajístico del que vivimos.

Por todo ello, en un día como hoy, en recuerdo a la catástrofe del Golfo de México, aún muy presente en nuestra memoria reciente, queremos mirar hacia el futuro, hacia el horizonte limpio de nuestro océano sin plataformas, hacia el modelo de archipiélago que puede y debe seguir apostando por las energías renovables como alternativa a la industria de los hidrocarburos, y luchar desde la sociedad civil e instituciones públicas por los intereses y riqueza que nos une a todos los canarios y que el Estado pretende arrebatar. Nuestra memoria puede ser frágil, pero la naturaleza nos recuerda cada uno de los pasos que da la humanidad".

El Cabildo recuerda la tragedia del 20 de abril de 2010 en el Golfo de México
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