Para el presidente del Cabildo “es un honor poder conmemorar en persona con Don Juan Brito, Hijo Predilecto de Lanzarote, esta efeméride”, y espera que “la isla que le vio nacer, crecer y envejecer, sobre todo de sabiduría, arte y buen hacer para su tierra, pueda seguir reconociéndole en los próximos años todo lo que Don Juan nos ha brindado durante estas más de nueve décadas”.
“Hoy, ya sólo podemos rendir homenaje al recuerdo de la persona, la obra y la trayectoria de sus antecesores, César Manrique, José Molina Orosa y Pepín Ramírez, que desgraciadamente nunca cumplieron años en vida como Hijos Predilectos, o la de José Saramago y Jesús Soto Morales, como Hijos Adoptivos de Lanzarote, manifestó San Ginés quien se ha mostrado, en este sentido, orgulloso de poder felicitar a “aquel niño de campo”, como el mismo Juan Brito se denominó en alguna ocasión, por sus 94 cumpleaños.
Juan Brito, Hijo Predilecto de Lanzarote
Juan Brito Martín nació en el Peñón del Indiano en Tinajo en el año 1919. Fue pastor y agricultor. Hasta 1938 no tuvo la oportunidad de obtener el certificado de estudios primarios.
El maestro artesano guarda en su saber una gran parte de la historia lanzaroteña. Interesado por las tradiciones de su pueblo, su folclore o su arqueología, las investigaciones e inquietudes de Brito han permitido rescatar una parte importante de la cultura de Lanzarote.
Además de investigador (pues descubrió, por ejemplo, cuevas inéditas, algunas de interés geológico o prehistórico; grabados rupestres y; material arqueológico), este lanzaroteño creó el Museo Etnológico que recoge las piezas de labranza de la Isla que han ido desapareciencido; fundó el grupo folclórico Titerroygatra, más tarde conocido como Los Campesinos; creó el baile de la saranda o la malagueña que por primera vez se bailó con dos mujeres y un hombre; compuso más del 50% de los temas de la agrupación.
Pero, sin duda alguna, una de sus facetas más reconocidas y admiradas es su vocación artesana. Como ceramista, escultor y restaurador en cerámica, se ha ganado un merecido prestigio a lo largo de los años. Todavía, hoy, continúa usando sus manos no sólo para la cerámica. Trabajar con la caña, el pírgano, la paja de trigo o la palma es su pasión. Y, como carpintero y cantero nos ha legado una magnífica colección de molinos, y toda clase de aperos del campo como arados, sillas o sernos, entre otros.
