viernes. 29.03.2024

Fotos: Dory Hernández

En La Rocar conviven escombros, toneladas de basura y suciedad con inmigrantes e indigentes. Es una situación que, al igual que las soluciones y medidas al respecto, lleva demasiado posponiéndose en el tiempo. Estas imágenes son el reflejo del día a día en la antigua conservera de pescado, ubicada en pleno corazón de Arrecife, en la que malviven unas 30 personas en verano y más de 100 en invierno. El degradado ambiente es insostenible; los servicios de limpieza no pueden acceder al interior de la zona por la posibilidad de derrumbe y ni siquiera existen contenedores en los que depositar las basuras debido a los continuados incendios.

Una vez más resuena en la capital la noticia de un próximo desalojo en La Rocar. Crónicas se puso en contacto con Antonio Hernández, el concejal de Arrecife, para conocer en primera qué medidas van a tomarse al respecto, cómo, cuándo y de la mano de quién. Hernández anunció que el asunto está más que avanzado ya que cuentan con los expedientes técnicos, sanitarios y de medio ambiente; reflejo de una situación insostenible y alarmante. Aseguró que el Ayuntamiento tiene en sus manos el visto bueno jurídico y que la próxima semana se dirigirán a la propiedad de La Rocar con un claro ultimátum: “sino comienzan con el derribo en el plazo de un mes, nosotros mismo buscaremos la financiación oportuna para realizarlo”, aseguró.

A pesar de que el Consistorio había fijado el derribo para el pasado mes de agosto, el concejal apunto a que el retraso se ha debido a las dificultades de censo y reubicación pertinente de los que allí habitan y también al problema de los materiales. La Uralita de las paredes y techos de La Rocar tiene un alto contenido de amiento y su análisis y estudio técinco la calificó de altamente peligrosa. Es por este motivo que desmontar el material acarrea unos gastos que ascienden a los 300.000 euros y que el proceso se aplazó.

Montañas de basura en el corazón de la capital

“Tan sólo vienen una vez al mes a limpiar y la basura nos está comiendo”, aseguró en esta redacción una de las habitantes de La Rocar, una de las cuatro lanzatoreñas que allí malvive. Pero Antonio Machín, concejal de Barrios y Limpieza, declaró para Crónicas que “hace dos semanas realizamos una intervención de limpieza y reciclaje pero a los dos días volvía a estar igual, volveremos a limpiar, pero no podemos higienizar el interior por los problemas de derrumbe”, aseguró. Ni siquiera hay un contenedor en la zona, aunque los servicios de limpieza y el cuerpo de bomberos señalaron que tuvieron que quitarlos debido a los continuos incendios.

Colchones rotos, jeringuillas, latas, envases y una interminable lista de escombros que engorda cada minuto a la enorme montaña de basura de La Rocar, vecina del Charco de San Ginés o del Castillo de San Gabriel. Este repugnante vertedero desaparecerá con el derrumbe y la correspondiente limpieza del lugar pero, ¿qué será de las personas que viven actualmente entre las naves de la antigua consejera?

Muerto el perro, ¿se acabará la sarna?

Un paseo hasta Porto Naos será seguro, incluso bonito. De llevarse a cabo esta promesa de derribo y saneamiento, La Rocar podría dejar de ser un problema de cabeza y un infierno. Sin escombros, ni residuos, ni incendios, ni derrumbamientos, ¿se acaba el problema? En esta zona del Islote del francés malviven, como ya se expuso anteriormente, decenas de inmigrantes, indigentes y sin techo; por eso las medidas y responsabilidades institucionales deben ir más allá de los informes y expedientes.

El Ayuntamiento de Arrecife ya ha elaborado un censo con las personas que viven actualmente entre las naves de la antigua conservera. El resultado refleja que de los 39 habitantes de La Rocar tan sólo 3 son de Lanzarote, el resto pertenece a otras comunidades o son extranjeros en un menor número. Los Servicios Sociales capitalinos y la Policía Local de Arrecife finalizaron la pasada semana el censo de procedencia y la pertinente ronda de contactos. El objetivo es proponerles que vuelvan a sus localidades de origen pero la realidad, que puede intuirse fácilmente, es que no todos estarán de acuerdo con la propuesta. Emilia Perdomo, concejal de Servicios Sociales del Ayuntamiento de la capital, es consciente de ello y aseguró que en caso de que voluntariamente aceptaran, el Ayuntamiento se pondrá en contacto con sus familias o con los Servicios Sociales del municipio de origen y se hará cargo de los costes del pasaje. De no ser así, “serán reubicados en centros de acogida de Organizaciones No Gubernamentales de Lanzarote, porque en el menor tiempo posible el Consistorio quiere empezar con las demoliciones de las naves”, dijo la concejal.

La urgencia radica en que los techos están cayéndose literalmente; radica en que las basuras están invadiendo cada rincón destrozando el entorno y el medio ambiente. Pero las prisas tienen otro motivo de peso, porque en a penas un par de meses estas casi cuarenta personas se multiplicarán en número por cuatro debido al viento, al frío y a la soledad del invierno. Las ideas sobre la mesa y sobre el papel, ¿habrá un espacio real en los centros para ellos?, ¿qué ocurrirá con estas personas si, de no haberlo, caen de igual modo los edificios La Rocar el próximo mes?

El Ayuntamiento le da un mes de vida a La Rocar
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