Fotos: Dory Hernández
Los ciudadanos podrán consultar los documentos del Archivo de Arrecife antes de un mes. El edificio ya está completamente terminado, pero aún queda mucho trabajo que hacer para clasificar e informatizar todo el material. Hasta ahora todos los archivos estaban custodiados por Valentín, un trabajador del Ayuntamiento, autodidacta y enamorado de la historia de Arrecife. Guardados en cajas y sin ninguna protección, los documentos han permanecido muchos años inaccesibles al público. Hoy por fin vuelven a pertenecer a sus ciudadanos, y los hay realmente curiosos.
En los depósitos puede encontrarse desde el padrón vecinal de 1830 hasta las nóminas laborales de 1998, pasando por numerosas actas oficiales, pleitos particulares y otros muchos manuscritos que dan cuenta de episodios de la vida económica, educativa o sanitaria de Arrecife.
La alcaldesa de la capital, María Isabel Déniz, mostró su satisfacción por concluir un proyecto que comenzó Isabel León, antecesora en su cargo. “Nos ha costado mucho encontrar el dinero”, admitió Déniz, pero añadió que estamos ante “unas instalaciones fantásticas”. Concretamente, el proyecto ha costado 900.000 €. La alcaldesa quiso recordar a dos personas que se han implicado de manera especial en esta iniciativa: Carmelo García Déniz y Belén Machín.
Distribución del espacio
El edificio tiene tres plantas y las dependencias se distribuyen de la siguiente forma: En la primera planta se encuentra la recepción, donde se solicitarán los archivos que se quieran analizar. Está también el archivo puramente administrativo, con 14 depósitos que pueden albergar hasta 450 unidades documentales. Junto a los armarios han habilitado unas mesas para facilitar las consultas. Anexa se encuentra una sala de trabajo para expurgar los archivos, documentar e informatizar los datos.
La segunda planta acoge también 14 depósitos, en este caso destinados a los archivos históricos. Hay una sala de investigación y estudio, donde el ciudadano podrá consultar los documentos. En el futuro se instalará una biblioteca anexa.
En la tercera planta está la sala de conferencias para 150 personas. Posee un techo móvil con el fin de aclarar o atenuar la luz. Junto a la sala hay una terraza-solarium con vistas al mar, que podrá ser aprovechada para los momentos de descanso.
Memoria de la ciudad
El interior del edificio alberga un mural de gran formato y varias obras anexas firmadas por Rufina Santana. La artista declaró que ha trabajado en la idea durante cuatro años y que ha contado con la ayuda y la inspiración del profesor de Historia Antonio Manuel González, también lanzaroteño. Entablaron una relación epistolar de la que surgió el concepto final de la obra, que “da testimonio de lo que la memoria debe ser”, según dijo la misma autora.
Los archivos, le decía el profesor, no han de ser solamente lugares para archivar datos; “la memoria debe estar inscrita en los ciudadanos”. En su opinión, existe un “archivo espiritual” que lo conforman los propios ciudadanos: “ellos son la memoria viva de la ciudad”, dijo Rufina, parafraseando a Antonio Manuel González. Y ese es el espíritu que ella ha tratado de reflejar en su obra.
