miércoles. 24.04.2024

Unas 329.000 hectáreas de Canarias, el 43% de su superficie, están sometidas a intensos procesos de erosión por la lluvia y el viento, siendo Fuerteventura y Gran Canaria las islas que sufren este problema de forma más acuciante.

Estos procesos de erosión hídrica y eólica suponen pérdidas de más de 12 toneladas de hectáreas al año. Estas son las principales conclusiones de un estudio elaborado por la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación Territorial del Gobierno de Canarias sobre el diagnóstico del proceso de desertificación en el Archipiélago, que servirá de base para la puesta en marcha de un plan de lucha contra este problema.

El informe encargado por el departamento autonómico advierte de que Canarias tiene un alto riesgo de desertificación en todas las islas, a excepción de La Palma. Así, Fuerteventura ocupa el primer puesto de la lista, con el 59,4% de su territorio expuesto a intensos procesos de erosión, seguida de Gran Canaria (56,7%). Le siguen en extensión La Gomera (47,1%), Tenerife (41,9%), Lanzarote (30,6%), El Hierro (15,8%) y La Palma (8%).

Para el consejero de Medio Ambiente y Ordenación Territorial, Domingo Berriel, “los ecosistemas y agrosistemas del Archipiélago canario se caracterizan por su fragilidad, lo que los hace extremadamente sensibles a los procesos de degradación ambiental. La intervención del hombre, junto a las graves limitaciones climáticas, topográficas y edáficas de las islas, llevan a una disminución progresiva de la potencialidad biológica del suelo”.

En este sentido, a las actuaciones humanas que inciden en los procesos de desertificación hay que sumar manifestaciones naturales, como la salinización y sodificación natural, que afecta al 21% de la superficie del Archipiélago, concentrándose un 85% en las islas orientales.

Según el estudio elaborado por la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación Territorial los mayores problemas en las islas occidentales se dan en La Gomera y Tenerife. La causa del aumento de las sales se debe a la acción de los vientos oceánicos, la cercanía a la costa y la alteración de materiales geológicos muy antiguos que liberan grandes cantidades de sales que se acumulan en el suelo.

Otras manifestaciones visibles de desertificación en Canarias son el aumento de la salinización en zonas irrigadas, al emplearse agua de baja calidad en el riego de los cultivos y por el abuso de fertilizantes inorgánicos; el progresivo deterioro de las características físicas de los suelos; la reducción del área forestal (es un 70% inferior al a existente hace cuatro siglos) y el creciente abandono de los sistemas agrícolas tradicionales.

Respecto a este último aspecto, destaca que en los últimos cincuenta años han sido abandonadas 100.000 hectáreas de tierras cultivadas. Además de los factores naturales que inciden en la desertificación de Canarias, el estudio indica otros relacionados con la actividad del hombre, como son la crisis de la agricultura tradicional, el uso abusivo e indiscriminado de agroquímicos, el sobrepastoreo y la utilización inapropiada del suelo.

Respecto a la crisis de la agricultura tradicional, que conlleva al abandono de las tierras y el deterioro del suelo, el informe elaborado por el Gobierno autónomo resalta el abandono de los arenados (sistema de cultivo que consiste en cubrir el terreno de forma permanente con una capa de cenizas volcánicas) en Fuerteventura y Lanzarote.

En la primera isla, los arenados llegaron a ocupar en los años 60 una superficie de 1.300 hectáreas y actualmente aproximadamente el 56%, unas 730 hectáreas, se encuentran abandonadas de forma definitiva. Esta situación es extrapolable a las gavias (sistemas diseñados para el aprovechamiento de aguas de escorrentías): en Fuerteventura la mitad del total de 6.673 hectáreas ocupadas por este sistema se encuentra abandonada de forma definitiva.

También el sobrepastoreo afecta de forma directa en el deterioro de la vegetación y de los suelos. La cabaña ganadera caprina se concentra en Gran Canaria y Fuerteventura. El continuo pisoteo de los animales provoca una destrucción de la estructura superficial del suelo y facilita la exposición de las partículas del mismo a los agentes erosivos.

El consejero regional de Medio Ambiente ha recordado que “luchar contra el avance de desierto, cuando sólo nos libran de él los vientos alisios, es difícil”, si bien afirmó que “sí podemos llevar a cabo actuaciones que fijen el suelo y evitar la pérdida de sustrato”.

De esta manera, la identificación y zonificación de los factores que intervienen en la desertificación en Canarias conllevará a la puesta en marcha por parte de la Consejería de Medio Ambiente de un plan de actuación que definirá las medidas de prevención y lucha contra este problema en las Islas. Dicho documento desglosará las acciones que se desarrollarán por ámbitos y sectores, estableciendo mecanismos de planificación y ordenación.

Asimismo, el plan que prepara el departamento autonómico pretende incidir en el aspecto recogido en el Programa de Acción Nacional contra la Desertificación (PAND) sobre los ‘Proyectos demostrativos de restauración y gestión de áreas afectadas por procesos de desertificación', con el objeto de prevenir o reducir la degradación de las tierras, la rehabilitación de aquellas parcialmente degradadas y la recuperación de las desertificadas.

La Consejería de Medio Ambiente incluirá en el documento la identificación de las zonas más vulnerables o actualmente más afectadas. “Sobre estas áreas se aplicarán medidas especiales o prioritarias”, afirma Berriel, quien ha señalado también “la necesidad de la coordinación de las políticas sectoriales como pieza clave en la lucha contra la desertificación, un grave problema para Canarias que no es percibido por los ciudadanos por tratarse de procesos de degradación ambiental difusa, cuyas consecuencias son a medio y largo plazo”.

De ahí que el informe considere necesario profundizar en programas de concienciación sobre la importancia de estos procesos. “El objetivo de esta medida es lograr que la población adquiera conductas más ambientalistas y activas en defensa del patrimonio natural y así conseguir un desarrollo sostenible para Canarias”, apunta.

En esta línea de actuación, el consejero de Medio Ambiente ha recordado que el Plan Forestal de Canarias, que desde el año 2000 recoge una serie de acciones encaminadas a evitar la erosión y la pérdida de suelo, así como a mejorar la cubierta vegetal y el aprovechamiento de los sistemas hídricos, “ha invertido en el período 2000-2005, a través de fondos propios de la Comunidad, fondos europeos y fondos del Estado, casi 38 millones de euros”, en acciones, que se ejecutan a través de los Cabildos insulares, encaminadas a la reforestación, trabajos selvícolas y a la restauración hidrólógico-forestal.

El 30,6% de la superficie de Lanzarote sufre riesgo de desertización
Comentarios