viernes. 29.03.2024

El 14 por ciento de los trabajadores canarios, pertenecientes fundamentalmente al sector servicios y a la administración pública, sufre acoso laboral, un hostigamiento que afecta más a las mujeres que a los hombres. Para abordar este fenómeno, el Gobierno de Canarias considera necesario la elaboración de un protocolo de prevención en las empresas, así como mejorar la formación de ‘los mandos'.

Así lo indicó este miércoles en la inauguración de las Terceras Jornadas de Prevención del Acoso la consejera de Empleo y Asuntos Sociales del Gobierno de Canarias, Marisa Zamora, quien, no obstante, destacó que el acoso se produce en situaciones laborales encubiertas, con lo que el porcentaje real de afectados es superior al 14 por ciento que recogía la Encuesta de Salud en Canarias de 2004.

El término de acoso laboral se utiliza para identificar situaciones en las que una persona o un grupo de personas ejercen un conjunto de comportamientos caracterizados por una violencia psicológica, de forma sistemática (al menos, una vez por semana), durante un tiempo prolongado (más de 6 meses), sobre otra persona en el lugar de trabajo, según la definición que acuñó hace 20 años el psicólogo Heinz Leymann.

Sin embargo, recordó Zamora, no existe un concepto jurídico legal en España para definir mobbing, un acoso psicológico que es detonador de enfermedades psíquicas y físicas, que provoca bajas laborales en España por valor de 90 millones de euros. Además, recalcó que las consecuencias psíquicas pueden ser irrecuperables y abogó por establecer medidas de prevención.

La consejera reconoció que el mobbing es muy difícil de detectar, señaló que normalmente no existen testigos o si los hay no se quieren comprometer, y resaltó la falta de evidencias físicas y la ausencia de pruebas escritas. No obstante, aconsejó calma a las víctimas, a las que recomendó que recopilen pruebas escritas y que denuncien su situación ante los delegados sindicales, ante la empresa y ante la Inspección de Trabajo. “Lo peor es no hacer nada y condenarse al ostracismo”, apostilló.

Ataques extremos, reiterados e injustificables

Pese a que no existe una regulación jurídica específica, la abogada Isabel Santos detalló que, según la doctrina judicial, el mobbing se basa en una “conducta de ataque, extrema, sistemática, reiterada e injustificable, desde la posición de superioridad vertical (ascendente o descendente) u horizontal (de otro igual) y que tiene como finalidad eliminar al trabajador”.

Si no se cumplen esos preceptos, precisó, se estará produciendo otro fenómeno laboral, que describió como “presión laboral tendenciosa”, que se caracteriza por un ataque que debe ser percibido por la víctima, que se produce en el ámbito de la empresa, que es indeseable por la conciencia social y que también tiene como finalidad presionar al trabajador para que abandone su puesto de trabajo.

La psicóloga Elena González hizo mención a la definición de Leymann para señalar que el acoso laboral, para considerarlo como tal, se debe producir de manera sistemática y de forma recurrente. Así, explicó que los incidentes laborales puntuales y no repetitivos, o los daños causados sin intencionalidad o el malestar clínico significativo como el estrés o el síndrome del quemado, “no suponen acoso laboral”.

Aunque los especialistas no se ponen de acuerdo sobre el perfil del acosado, los casos señalan que éstos suelen ser personas competentes o con alta capacidad, ingenuos u optimistas, íntegros y honrados e independientes o autónomos. No obstante, Elena González alertó de que cualquier persona puede ser víctima de mobbing.

Perfil del acosador

En lo que sí se ponen de acuerdo los especialistas es en fijar el perfil del acosador, que se caracteriza por tener una personalidad psicótica o narcisista, carente de sentimiento de culpa, con bajo nivel de autoeficacia, y manipulador.

Elena González señaló que también son personas que utilizan la mentira, el engaño y la hipocresía, que no tienen habilidades para las relaciones personales, son mediocres en su desempeño laboral e inseguros, así como envidiosos.

La psicóloga explicó que una vez que el acosado entre entra en la dinámica de su hostigamiento “nunca se sale ileso”, y detalló que existen cuatro fases en el acoso moral. La primera de ellas la de conflicto, donde se producen discusiones, a la que le seguirá, de no resolverse la primera, una fase de acoso moral, donde se establecen los primeros hostigamientos y en la que aparece un acosador o varios y uno o varios acosados.

Posteriormente, se produce la intermediación de la empresa, cuando ésta es conocedora de que existe un problema y es en esta fase en la que el acosado ya habla de mobbing. Si no se frena en esta etapa, se pasaría a la fase de marginación o de exclusión de la vida laboral.

El 14 por ciento de los trabajadores canarios sufre acoso laboral
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