jueves. 28.03.2024

Durante los últimos días no se habla en Lanzarote de otra cosa que no sea del dichoso reportaje que La Sexta emitió este viernes bajo el título de “La isla de los imputados”, un poco sorprendente reportaje de “investigación” en el que realmente no se investiga nada y se señalan con el dedo los objetivos que con claridad se persiguieron. Algunos los encontraron y otros no.

Lo primero que nos gustaría señalar a nosotros como posición editorial del medio es que el título correcto del reportaje tendría que haber sido el de “La isla de los educados”. En cualquier otro lugar del mundo la gente no habría sido tan amable con personas que venían a realizar una labor tan incómoda como puede ser la de preguntar por la corrupción. No es tarea fácil hacer lo que hacen en “Equipo de Investigación”, como han demostrado en otros reportajes con mayor peligro que éste. Sobresaliente fue el papel del hermano de José Francisco Reyes, que trató con una amabilidad enorme a los periodistas que querían que toda España conociera las ruindades de su familia. Más sobresaliente aún fue la actuación del propio ex alcalde de Yaiza, que no sólo se dejó grabar descargando papas aquí y allá sino que habló con cierta simpatía con los periodistas, a los que invitó a tomar algo en un bar tan poco glamuroso como es el Tin-tan de Arrecife. Es lo que tienen “los cabreros” o “los tontos útiles”, como despectivamente describió una periodista a Reyes, que en lugar de tomar gintonics con frutas exóticas en bares de lujo se juntan con la plebe para mandarse un vaso de vino y una tapa de carne de cochino. Hasta Dimas Martín, que se hizo el longui y casi consigue que no le graben soltando aquello ya famoso de que él no era él, fue relativamente generoso en sus cortas respuestas a los muchachos y muchachas de la cadena de marras. Qué imagen más buena de una sociedad teóricamente putrefacta. Qué bien que aquí se pueda preguntar por corrupción a los corruptos sin que te lancen nada a la cara o sin que salgan corriendo, qué civilización más civilizada.

Lo segundo que tendríamos que hacer es felicitar a La Sexta y a los que hicieron el montaje final del reportaje. Cumplieron todos y cada uno de los objetivos marcados, y consiguieron, sobre todo, que el noventa por ciento de los ciudadanos de este país que vieron el documental terminaran con la sensación de que Lanzarote está a punto de perder el título de Reserva de la Biosfera (segunda vez que se suelta tamaño disparate por parte de los mismos de siempre), que está llena de hoteles ilegales que habría que derribar pasado mañana pero que no se hace porque los poderes fácticos lo impiden y que no existe un solo político honrado en ninguna de las instituciones locales... Lograron incluso que una parte importante de la sociedad lanzaroteña viera como nuevo lo que no era más que un refrito de informaciones publicadas por otros medios del Archipiélago, y que muchos ciudadanos de la Isla se alegraran de que las vergüenzas de la corrupción se pusieran al descubierto.

Para no hacer lo mismo de lo que nos quejaremos a continuación, dejamos claro en tercer lugar que respetamos profundamente la opinión de todos aquellos que aplauden el reportaje, que lo respaldan y que no ven detrás de él ni un solo gramo de subjetividad y sectarismo. Estamos convencidos de que muchas personas de bien creen a ciencia cierta que todo lo expuesto ahí se ajusta al milímetro a la verdad, igual que estamos convencidos de que habrá otros ciudadanos que crean que los de la cadena no metieron toda la parte de la corrupción que se les quedó fuera porque no cabía en un programa de televisión tan corto.

Dicho todo esto, hay que subrayar varios aspectos llamativos del reportaje. Lo importante del mismo no es saber quiénes estuvieron delante de él, lo importante es demostrar quiénes fueron los que estuvieron detrás. En primer lugar, la Fundación César Manrique y sus actuales dirigentes, que son los mismos que crearon no hace mucho una empresa y que se presentaron al polémico concurso de adjudicación de licencias de radio. Es importante destacarlo, porque detrás del programa se esconde también una evidente guerra de medios que a los ciudadanos está claro que ni les va ni les viene. Y la Fundación, y esto es indiscutible, quiso tener su propio medio de comunicación en Lanzarote, pero la jugada le salió fatal, cuestión que será objeto de un amplio reportaje de verdadera investigación que está preparando esta casa y que verá la luz en breve. No es casual por tanto que sean los representantes de la Fundación, con su portavoz, Alfredo Díaz (no confundir con el empresario Alfredo Díaz que tuvo que recurrir las licencias de dos hoteles de Puerto Calero a los que curiosamente la Fundación y el Cabildo retiraron los pleitos que a los otros hoteles sí que mantuvieron) a la cabeza, los primeros que salieron en el reportaje, hablando de ilegalidades desde una hermosa casa que está construida dentro de una colada volcánica y a pocos metros de una construcción declarada ilegal por los tribunales de justicia como es la Casa de las Cúpulas.

Los reporteros de La Sexta pudieron haber realizado consultas en cualquiera de los muchos medios de comunicación que hay en la Isla. El reportaje les habría quedado fantástico si hubieran participado periodistas de Canarias 7, de La Provincia, de la SER, de O2 Radio, de la COPE, de 7.7 Radio, de Televisión Española, de noticiasdelanzarote.com, de elperiodicodelanzarote.com... No fue así, y se limitaron a tener como fuente de inspiración a dos medios, lavozdelanzarote.com y diariodelanzarote.com. Fueron estos dos medios, que jamás han debido cobrar dinero de las administraciones públicas de Canarias ni de ningún empresario o partido político imputado en la causa del conocido como Caso Unión, que no tienen ningún vínculo directo con formaciones políticas como el PSOE, que no conocen de nada a María Isabel Déniz, los que marcaron la pauta informativa e hicieron el retrato de la sociedad lanzaroteña que ellos conocen. Nada que objetar, salvo que se trata como es lógico de una visión sesgada y muy corta, y se cae en la tentación de lo que luego fue una evidencia, ahondar en la guerra de medios en la que estos dos grupos quieren entrar para hallar el realce y la repercusión social que tal vez no consiguen con su trabajo. Ninguno de los dos ha hecho nada contra la corrupción, salvo destripar sentencias y sumarios que les facilitan aquellos que colaboran en este tipo de prácticas que todos conocemos, y proponer que se ilegalicen partidos como el PIL a los que luego perdonan de forma misteriosa e invitan a que compartan tiempo en sus espacios informativos.

Por eso había que marcar al grupo Lancelot, por eso y porque este grupo de comunicación controla algo tan importante como es el contrato de la producción de los informativos de la Televisión Canaria, lo que, no lo sabemos con exactitud, reporta un beneficio económico mensual más que notable que pasó de las manos de los unos a los otros.

A nosotros esa batalla ni nos va ni nos viene, pero está ahí, con episodios políticos lamentables que conocemos y que tienen que ver con las gestiones que se han hecho para que todo cambie, hasta la fecha sin dar los frutos esperados. Pero había que colocar de algún modo el siguiente paso. Había que meter con calzador al grupo Crónicas en la escena del crimen. Por eso, cuestión que deberá ser aclarada en breve, en el reportaje de La Sexta se miente descaradamente cuando se dice que Juan Francisco Rosa controla varios medios de comunicación y semejante afirmación se refuerza con la cabecera de nuestro periódico. Saben aquellos que están detrás del reportaje que es mentira, como se puede averiguar con sencillas comprobaciones, pero también sabían que la mentira no podía estropearles el titular, y mucho menos el objetivo.

Por si no fuera suficiente, a la cabecera de nuestro periódico había que añadirle la radio. Con todas las emisoras que hay en Lanzarote, escogieron la nuestra para convencer a algunos de que en el programa “A buena hora” se habló de La Sexta como de una mafia. Este lunes los compañeros del programa, que cumple 1.101 ediciones, van a demostrar cómo se manipuló esa grabación, puesto que en el análisis que se estaba haciendo, abordando cuestiones como la entrada en la sede de Lancelot Televisión, se decía todo lo contrario. Eso sí, en ese programa, como en el resto de los programas del grupo, se advirtió del tinte sectario que iba a tener el reportaje, como finalmente tuvo.

En esta primera parte de análisis no entraremos de lleno en el evidente trasfondo político que también tiene el reportaje, ni en el papelón que realizan algunos de los que se supone que están en el Palacio de Justicia para garantizar que se respeten las leyes. A algunos habría que darles un óscar a la interpretación.

Conociendo la línea editorial de La Sexta, a años luz de la que muestran otros medios del grupo como Antena 3 o La Razón por razones de sobra conocidas, todo el mundo puede pensar que el PSOE de Zapatero y de Juan Fernando López Aguilar tiene que ver con el asunto. Cuando estuvieron grabando uno de los objetivos de los reporteros fue el primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Arrecife, el socialista José Montelongo. Curiosamente, después de que Montelongo saliera en uno de los dos diarios que colaboran con La Sexta diciendo que el Ayuntamiento seguirá contratando a los mejores abogados (se le olvidó añadir que a los más caros también), tanto su historia de amor con la ex concejal del PP Nayra Callero como su implicación en el Caso Montecarlo pasaron casi desapercibidas en el reportaje, como pasan desapercibidos los concejales de la oposición a los que grabaron, básicamente porque no salen. Pero si esto le puede parecer curioso a algunos, más curioso es el papelón de Víctor Sanginés. El hombre anda quejándose de que redujeron su intervención al absurdo, pero es que resulta absurdo que a alguien le entrevisten en un programa nacional para hablar de corrupción y salga muerto de la risa. ¿Y lo de Espino?, se preguntan muchos.

Casi nadie del mundillo esperaba que los periodistas de La Sexta pusieran en apuros a quien lleva años fanfarroneando de que es el Eliot Ness de Lanzarote, el azote de los corruptos. ¿Tenía alguna razón sacar el careto del ex secretario general del PSOE en el momento en el que le recuerdan que él también está imputado? En este tipo de cosas se dan pocas puntadas sin hilo. Lo explicaremos en el siguiente análisis.

EL REPORTAJE DE LA “SECTA” (I)
Comentarios