sábado. 20.04.2024

EL CASO MONTELARGO

El PSOE de Lanzarote ha pasado por uno de sus peores fines de semana. Centenares de llamadas telefónicas se han ido sucediendo para primero convencer a José Montelongo de que debía dimitir de forma inmediata como alcalde de Arrecife y después para preparar una transición nada sencilla. CC tiene ahora la sartén por el mango de una institución que sigue siendo la casa de los líos de la política canaria

Los habituales de la crónica política podrían decir aquello de que se veía venir. Y se veía venir no ahora, sino en el momento en el que el Partido Socialista (PSOE) decidió poner al frente de la principal candidatura municipal de Lanzarote a alguien que estaba acusado de haber cometido varios y graves delitos vinculados con eso que se llama corrupción política. El caso Montecarlo ha estallado dentro del caso Montelongo, y va camino de convertirse en el caso Montelargo, porque largo va a ser el camino hasta que todo quede atado y resuelto.

Como saben los lectores de este diario, no fue nada sencillo conseguir que José Montelongo encabezara la lista de Arrecife en mayo de 2015. Hubo debate interno y externo, y al final se impuso no la lógica de aquellos que vislumbraban que podría suceder lo que finalmente sucedió, sino el peso que el propio Montelongo tenía dentro de la Agrupación de la capital lanzaroteña, donde fieles seguidores como Andrés Fuentes lograron que se fueran inclinando todas las balanzas que necesitaba a su favor. Fue una dura batalla y un cierre en falso, como el tiempo ha demostrado, puesto que nadie garantizaba que la tortuguil administración de justicia diera carpetazo en un tiempo aceptable a la compleja instrucción del caso Montecarlo y finalmente se fijara fecha para juicio oral, esa máxima que el PSOE se autoimpuso para terminar con el lío que ellos mismos tienen con el tema de las imputaciones, ahora investigaciones.

Desde que la semana pasada se conoció que el juez Ricardo Fiestras había conseguido (él sí en tiempo récord) concluir una instrucción que había heredado de otros magistrados (es el mal nuestro de cada día en los juzgados de Lanzarote), desde que se supo que el alcalde de Arrecife no sólo no se libraba de las imputaciones iniciales sino que éstas habían crecido y que se le imponía una fianza multimillonaria antes de ir a juicio, en el PSOE no han parado de sonar los teléfonos. El que más humo ha echado, y miren que no es una persona precisamente a la que le guste mucho hablar por teléfono, es el de la secretaria general de los socialistas lanzaroteños, María Dolores Corujo. Llamadas de la Regional y sobre todo llamadas de la Federal, donde son conscientes de que este caso ha venido a complicar todavía más no sólo los últimos movimientos de Pedro Sánchez para ser presidente del Gobierno sino la teórica campaña electoral en la que se van a tener que meter todos si como parece que va a ocurrir fracasa el último intento por formar un pacto de izquierdas que acabe de una vez con el Partido Popular (PP) y con Mariano Rajoy.

Pero Montelongo es un hombre resistente. Prueba de ello es que el anuncio que se hizo de que el lunes iba a presentar su dimisión como alcalde vino precedido de una nota de prensa del afectado en la que anunciaba que se iría en el momento en el que hubiera ya de forma oficial fecha para el juicio oral, cosa que todavía no ha ocurrido. ¿Qué ocurrió desde esa nota de prensa a la rendición final? No hace falta ser un experto en esto del submundo de la política para saber que hubo presiones, conversaciones, ofrecimientos y finalmente un acuerdo. ¿Qué acuerdo? Pues en principio lo deben saber sólo unas pocas personas en el PSOE, porque es obvio que Montelongo no se va por la puerta de atrás dejando un puesto que tanto le costó conseguir así como así.

El problema de la sucesión

Resuelto el primer asunto, en el PSOE tenían que abordar el segundo. ¿Verdaderamente no hay otra opción de que Eva de Anta sea la alcaldesa, Coalición Canaria (CC) está de acuerdo en que esto sea así por un periodo de tres años? Dos preguntas complejas, que tienen que ver con el hecho de que Arrecife, líos al margen, es la tercera capital del Archipiélago, y tiene un Ayuntamiento con un presupuesto que supera los 50 millones de euros y una población que de largo se va más allá de las 60.000 almas. Pero en la actual dirección del PSOE, donde nunca estuvieron de acuerdo con la lista que Montelongo llevó a las elecciones (lista que como es conocido se levantó en su contra a las primeras de cambio precisamente por el miedo a perder los sillones), no han tenido más remedio que aceptar lo que hay y dar por hecho que la actual concejal de Servicios Sociales debe ser su alcaldesa para los próximos años. ¿Qué otra opción tenían? Ninguna, o casi ninguna.

La otra cuestión era convencer a sus socios, sobre todo a CC, porque el Partido de Independientes de Lanzarote (PIL) poco o nada puede exigir. Debían convencerles de que la transición la tenían que liderar ellos, para no dar más señales de debilidad de las que han ofrecido por el bofetón que les ha dado la justicia. Y en esas estuvieron el domingo. Llamada va, llamada viene. En el PSOE, tal y como han adelantado este lunes nuestros compañeros del programa “A buena hora” de Crónicas Radio-COPE Lanzarote, querían que Eva de Anta ejerciera de alcaldesa desde el minuto uno. Para ello, el propio Montelongo tendría que haber firmado los decretos de destitución de los miembros del grupo de gobierno y la retirada de sus asignaciones, sobre todo la del primer teniente de alcalde, Rafael Juan González, evitando así que el nacionalista ejerciera de forma interina de alcalde.

Como es lógico, en CC no estaban de acuerdo con esta fórmula, y pidieron al PSOE que se lo pensaran, si no querían encontrarse con un problema serio. Son unos veinte días en los que los nacionalistas quieren que su cabeza de lista ejerza de alcalde y lidere la transición. Al final, a última hora, la secretaria general del PSOE le confirmó al secretario general de CC, David de la Hoz, que aceptaban su petición y que renunciaban a su idea de poner al frente de la institución también en el periodo de transición a su compañera.

Los nacionalistas están satisfechos, y en principio no van a plantear más batallas. Deben haber pensado que el PSOE tiene un evidente problema de liderazgo, y que va a tener muy complicado de cara a las elecciones de 2019 presentar a Eva de Anta como la alcaldesa del futuro.

¿Quiere decir todo esto que se han terminado los problemas en Arrecife? Ni mucho menos. Si antes de Montelongo siempre planeaba la sombra de una moción de censura, ahora parece que el vuelo es todavía más bajo. Los nacionalistas son conscientes de cómo ha cambiado el panorama para ellos, y no se olvidan de lo que los socialistas les han hecho en el Cabildo, donde tuvieron meses a su compañero Pedro San Ginés contra las cuerdas. Por contra, en el PSOE siguen manejando la opción b que les daría un acuerdo con el resto de las formaciones que antes no querían pactar con ellos por culpa de Montelongo, cuestión de la que evidentemente se seguirá hablando hasta que el actual y nuevamente enredado mandato llegue a su fin. Como es habitual, el panorama político local se presenta con notables incertidumbres e interesantes interrogantes.

EL CASO MONTELARGO
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