jueves. 18.04.2024

Aunque el alcohol sigue siendo la sustancia psicoactiva más consumida por la población canaria, ha disminuido la proporción de bebedores en los últimos 30 días y diarios, así como el número de personas que se emborrachan y la de bebedores de riesgo. Sin embargo, ha aumentado la proporción de mujeres jóvenes que se emborrachan. Respecto al consumo tabaco, en la encuesta se observa que ha disminuido en todos los grupos de edad y sexo, pero especialmente entre los hombres, según la encuesta sobre Incidencia de Consumo de Drogas 2007-2008 en la Comunidad Autónoma de Canarias.

En cuanto al cannabis, su consumo ha caído en todos los indicadores tras varios años de crecimiento continuado, aumentando además la edad media de inicio en el consumo de esta droga. Además, el consumo actual de cocaína en polvo entre la población canaria se estabiliza tras el aumento continuado observado entre 1999 y 2005. Asimismo, ha aumentado la edad media de inicio en el consumo de esta sustancia y ha disminuido la continuidad en el consumo.

La Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, a través de la Dirección General de Atención a las Drogodependencias y la Fundación Canaria de Prevención e Investigación sobre Drogodependencias (Funcapid), ha presentado este lunes esta encuesta, "una herramienta de gran utilidad para conocer el fenómeno, sensibilizar a la población y diseñar políticas y acciones dirigidas a prevenir el consumo y los problemas asociados al uso de drogas".

La encuesta -cuyo ámbito ha sido la población general, hombres y mujeres residentes en la Comunidad Autónoma de Canarias y de edades comprendidas entre los 15 y 64 años- revela una bajada del consumo de cannabis y otras sustancias de comercio legal, como el alcohol y el tabaco, y la estabilización del consumo de cocaína tras un aumento continuado durante la última década, según explicó el director general de Atención a las Drogodependencias, Fernando Gómez-Pamo.

El estudio -que ha permitido realizar una aproximación a la incidencia de consumo de drogas en el ámbito laboral mediante 2.540 entrevistas en 60 municipios- también refleja un estancamiento o descenso del consumo de éxtasis, anfetaminas y alucinógenos, mientras que el consumo de heroína e inhalables volátiles se mantiene en niveles bajos, aunque se observa una tendencia al alza de la experimentación con estas sustancias.

La prevalencia de consumo para todas las drogas es mayor para hombres que para mujeres, aunque se observa una incorporación progresiva de la mujer a todas las conductas de consumo, con especial atención a las sustancias de comercio legal como el tabaco y el alcohol.

Policonsumo generalizado

Asimismo, la encuesta denota un patrón de policonsumo cada vez más generalizado, especialmente entre los consumidores de cannabis, cocaína y heroína; la precocidad en el inicio del uso de algunas sustancias; y la relación, cada vez más estrecha, entre éste y los espacios y tiempos de ocio.

Igualmente, se distingue un perfil más variado que tiene relación directa no sólo con las sustancias consumidas sino con otro tipo de conductas que generan dependencia.

Otro de los datos a tener en cuenta es que aumenta el riesgo percibido ante la mayor parte de las conductas de consumo de drogas, especialmente ante el consumo de 5 ó 6 unidades de alcohol el fin de semana o diariamente, y el consumo de cannabis. También ha disminuido entre tres y seis puntos la disponibilidad percibida de las principales drogas ilegales después de varios años de aumento continuado.

Según refleja la encuesta, los cambios en el consumo, el riesgo y la disponibilidad percibidos son coherentes. Por ejemplo, en el caso del cannabis, disminuye la disponibilidad percibida, aumenta el riesgo percibido y disminuye el consumo. Lo mismo sucede con el éxtasis y, en cierta forma, con la cocaína.

Los resultados de la investigación confirman que sigue disminuyendo la visibilidad de las conductas de consumo problemático de drogas (jeringas abandonadas, personas inyectándose o fumando en papel de aluminio, personas drogadas tiradas en el suelo). En 2008 la proporción de personas que piensa que las drogas son un problema muy importante en su barrio o pueblo ha disminuido en la misma proporción que aumenta la de aquéllas que lo consideran nada importante.

Entre 2005 y 2008 ha disminuido también la importancia concedida a medidas como la legalización del cannabis y otras drogas, el tratamiento obligatorio de los consumidores, la administración médica de metadona a los heroinómanos y los tratamientos con heroína. En cambio, el control policial y aduanero, las campañas publicitarias, la educación en las escuelas y el tratamiento voluntario han aumentado su valoración.

En este sentido, las acciones más valoradas por la población para resolver el problema de las drogas siguen siendo la educación en las escuelas, el tratamiento voluntario de los consumidores, y el control policial y aduanero.

Acciones

Una vez conocido el diagnóstico, la Dirección General de Atención a las Drogodependencias considera que en adelante será preciso diferenciar y considerar separadamente los objetivos y actuaciones dirigidas al consumo habitual y al consumo ocasional o experimental, ya que las circunstancias que los rodean suelen ser distintas.

Ello implicará objetivos y estrategias de actuación también diferenciadas, aunque enmarcadas en otras de más amplio alcance, incluyendo las educativas, sociales y de protección y fomento de la salud pública, con la necesidad de diversificar e individualizar los programas y actuaciones preventivas por poblaciones en riesgo y por contextos de riesgo.

En ese sentido, los expertos coinciden en que se debe incidir de manera especial en los jóvenes con dos tipos de medidas, como son las tendentes a incrementar la edad de primer contacto con las sustancias, priorizando las intervenciones en el uso del tabaco, alcohol y cannabis, y las dirigidas a reducir el uso de carácter ocasional en el grupo de edad de 20 a 24 años.

El análisis de los datos indica también que en los siguientes años se debe afrontar necesariamente el discurso social predominante de normalización y banalización del uso de drogas y, en especial, del cannabis entre los jóvenes. Otra de las acciones a realizar pasa por promover en todos los ciudadanos una mayor conciencia social sobre los daños y costes personales y sociales que conlleva.

Para ello, se marcan como objetivos el priorizar los esfuerzos en el área de prevención, para lo se deberán realizar intervenciones globales y habrá que reestructurar y priorizar los esfuerzos y recursos según los ámbitos de prevención (escolar, familiar, ocio y tiempo libre, laboral, comunitario y medios de comunicación), concretando quién debe actuar en cada nivel y ámbito, y a quién o quiénes se deben dirigir las acciones.

En este aspecto, se considera de especial importante recuperar el debate social sobre el uso de drogas y sus consecuencias.

Al mismo tiempo, los datos demuestran la importancia de asumir el reto de implicar a los medios de comunicación en la divulgación de información referente a los riesgos que conlleva el uso de drogas, y de su papel en prevención y sensibilización, especialmenteen el ámbito laboral.

Según explicó Fernando Gómez-Pamo, se debe seguir apostando por la corresponsabilidad social, con el reto implícito de redefinir los objetivos, acciones y agentes implicados en el concepto participación social; consolidar y/o generar redes y estructuras participativas de trabajo en cada ámbito y nivel territorial; y, sobre todo, priorizar una mayor implicación de las familias en las actividades preventivas.

En referencia al tratamiento, los resultados de la encuestan aconsejan adaptar los programas asistenciales a los nuevos perfiles de usuarios y reorganizarlos territorialmente, una labor que ya se está llevando a cabo en la elaboración del III Plan Canario sobre drogodependencias, que en este momento se encuentra en la última fase de elaboración de borrador final y debate participativo.

Como conclusión, el director general de Atención a las Drogodependencias señaló que en el siglo XXI es insostenible una concepción de la salud basada sólo en los aspectos físicos o biológicos, ya que los aspectos psicológicos y sociales juegan un papel determinante en muchos problemas de salud y de manera especial en el consumo de drogas.

Por ello el II Plan canario sobre drogas enmarca la prevención en un concepto de salud comprensivo y positivo, que engloba las dimensiones físicas, mentales y sociales, y cuyo mantenimiento depende de la adopción de estilos de vida saludable por los individuos, propiciando un cambio conceptual de educación sanitaria hacia uno más eficaz de Educación para la Salud.

Disminuye el consumo de cannabis, alcohol y tabaco entre la población canaria, y se...
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