viernes. 29.03.2024

Por Andrés Chaves

Ha comenzado la batalla de las financieras para cobrar sus deudas. Los teléfonos no paran. Una vez que averiguan tus números te llaman desde las siete de la mañana hasta el anochecer. Han sustituido el cobrador del frac por el asedio, vía móviles, a los ciudadanos hasta la exasperación. Cada vez te van aumentado el importe de los recibos, más o menos a euro diario. Caen en la usura, pero también saben que trabajan con total impunidad. Algunas empresas de cobros a morosos te ofrecen refinanciar la deuda del coche; ciertas aseguradoras te plantean nuevas modalidades de pago, generalmente mensuales, para que el desembolso sea menor. Les dan igual las excusas que pongan y algunas se vuelven muy bordes. Te envían cartas amenazándote con los servicios jurídicos y casi con el infierno, si no pagas de manera urgente. España se ha convertido en un país de financieras airadas. También te escriben cartas empresas que se dedican a informar sobre otras mercantiles: por una módica cantidad hablarán favorablemente de tu situación financiera. Otras te anuncian que por unos euros te borran del RAI (el registro de efectos impagados), a tanto el apunte.

Con la crisis, la picaresca se ha disparado. Te llaman primero con número en la pantalla de tu móvil; si te resistes, repiten con número oculto. Como tienes amigos que telefonean con ese sistema, picas. Como te cojan, no te sueltan; unas godas insufribles te amenazan con los tribunales, te llaman moroso y te dan un ultimátum para que pagues. Algunas veces se ponen un tanto agresivas. Cuando me preguntan por qué no pago, yo siempre les repito la frase de don Paco Castillo: "¿Por qué va a ser? Porque no tengo dinero".

La crisis ha hecho proliferar empresas de cobros urgentes. Existen montones de ellas, repartidas por todo el país. No hay día en que no recibas una carta de alguna, proponiéndote que le encargues tus gestiones de cobro. Otras organizaciones te ofrecen comprar tu empresa a un módico precio, si ésta se encuentra en dificultades. Y, por fin, otras voces te ofrecen sociedades ya constituidas y "limpias" por el valor del capital social. Tiene su explicación: si alguien desea constituir urgentemente una mercantil limitada no puede hacerlo porque la concesión del nombre tarda unos quince días. De esta otra forma, en un día se resuelve. En Panamá utilizan otro sistema: vas a un despacho de abogados, te muestran un libro con cientos de nombres habilitados y tú escoges el que más te gusta. Es mejor así. Los desperrados somos un chollo para toda esta tropa. Y es que existe mucha gente que en las crisis se agiganta, que se aprovecha de los demás, que gana mucho dinero. Y, si no, que se lo pregunten a Botín.

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