viernes. 19.04.2024

Por Miguel Ángel de León

Una fiel militante del PIL (recalco lo de fiel en estos días de infidelidades ideológicas a punta pala) me acercaba anteayer un ejemplar de esa suerte de revista/libro con la que se ha descolgado el partido insularista para conmemorar los “23 años fieles a Lanzarote”. Y me ha llamado especialmente la atención, claro, lo que a todo el mundo: los desnudos que no enseñan nada, aparte de mucho culo, con lo que se podría hacer el chiste fácil que ustedes ya están pensando pero yo me voy a ahorrar.

Lo de los desnudos se está poniendo de moda en esta precampaña, a poco más de medio ano (año, quise decir, pero es que tengo delante la foto de marras) para la cita electoral. La idea, que tampoco es nueva (a mí se me atragantó un pezón de Cicciolina en el aeropuerto de Barcelona, a donde llegó del brazo de Ángel Casas y de su osito de peluche, allá cuando la felactriz se empeñó en ejercer de pornodiputada), la ha rescatado este verano esa ilusionante iniciativa anti-necionalista que responde al nombre de Ciudadanos por Cataluña, integrada por valientes nadadores contra corriente como el actor Albert Boadella o el columnista Arcadi Espada, en cuyo periódico digital han tenido incluso la osadía de colgar en más de una ocasión algún artículo de este mismo batatero que les escribe, como el recientemente aparecido en esta tribuna conejera bajo el título “Estulto Estatuto” (siempre citando la fuente de la que copian, en este caso este mismo y único diario impreso lanzaroteño).

No hay, desde luego, ningún nudo de unión ideológico entre el PIL y Ciudadanos por Cataluña (antes al contrario, pues el partido conejero se reclama como nacionalista y los Ciudadanos están hasta los “collons”, como ya queda dicho, del nacionalismo gobernante e imperante en Cataluña), pero los insulares han imitado la pose desnuda de ellos, bajo el lema “Desnudos, sin nada que ocultar”. Bueno, ocultan la parte delantera y dan la espalda a determinada realidad. Por su parte, oculta sus partes con las manos (tapándose con timidez infantil los humildes y el palo mayor), el aniñado candidato al Parlamento de Cataluña, Albert Rivera, al que acompañan en el cartel unas frases que estimo mucho más nobles, humanistas y humanitarias que la leyenda del PIL: “No nos importa dónde naciste. No nos importa la lengua que hablas. No nos importa qué ropas vistes. Nos importas tú”. Algunas de esas sentencias, escritas o pronunciadas en alta voz en la Cataluña políticamente endogámica de hoy, tienen su mérito y valor añadido, para mi gusto.

Por lo que hace y respecta a las fotografías “al natural” del PIL, que imitan a su vez aquellos antañones desnudos de César Manrique sobre/entre las lavas volcánicas, los más ociosos, curiosos y cotillas se dieron al momento a la labor de intentar averiguar si los protagonistas de las mismas son militantes reconocidos/reconocibles de la formación insularista, la misma noche del pasado jueves en la que Dimas volvió a sacar de paseo su verborrea en el Torrelavega, donde se escuchó de todo entre los presentes:

-A falta de ideas buenos son culos.

-Los que se han quedado con el culo al aire son los tránsfugas.

-Los que van a ir de culo en las elecciones son unos que antes también venían por aquí.

-El culo de esta chica no es como el que me espera a mí en mi casa, porque el de la parienta vale por tres... aunque me conformaría con ese solo de la foto. ¡Ños, quién tuviera veinte años menos!

Política de altura se llama la figura (con perdón por la rima). ([email protected]).

Desnudos al pil-pil
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