jueves. 25.04.2024

En su deseo por atajar todas las informaciones que le atribuyen la ambición de presidir CajaCanarias, Adán se ha echado a la calle -o al menos sus asesores-, a convencer a los editores de que no es cierto. Y, de paso, perversamente, a pedirles que no se informe de esta circunstancia. Lo de siempre: matar al mensajero. Pobre Adán, qué desesperadito está.

Andrés Chaves

Desesperado
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