Fotos: Jose Curbelo
Decenas de lanzaroteños participaron ayer en la concentración organizada en la Isla con motivo del Día Internacional contra la Discriminación Racial, celebrado mundialmente. La manifestación estuvo encabezada por los colectivos miembros de la Mesa de Trabajo Cooperativo que componen Cruz Roja, la Fundación Nacederos de Colombia y el colectivo de Inmigrantes Independientes, entre otras asociaciones y ONGs.
Al unísono los presentes expresaron su rechazo a cualquier muestra de racismo y xenofobia que pueda existir entre la población isleña y apuntaron a la tolerancia y el respeto hacia los demás como las principales herramientas de integración, precisamente para una sociedad multicultural como la de Lanzarote.
En el manifiesto leído por los promotores del acto se criticó duramente el fenómeno de la globalización como sistema de desarrollo económico al entender que “no se puede caminar hacia el enriquecimiento de los pueblos sin tener en cuenta al ser humano que lo habita”. Sobre todo, “sabiendo que cualquier esfuerzo de desarrollo va precisamente orientado a mejorar la calidad de vida de las personas”. En este sentido, se apuntó a la existencia de una economía sumergida protagonizada en especial por inmigrantes que no acceden a un puesto de trabajo digno, ya que las discriminaciones por razón de origen, directas o indirectas, en el acceso al empleo, en las condiciones del mismo, o en la promoción profesional tienen una gran visibilidad e influyen negativamente en la sociedad actual. Si bien éste es un problema que no se limita al mundo del trabajo.
Dada la cercanía de la convocatoria electoral y teniendo en cuenta la fecha, la cita sirvió además para solicitar a los partidos políticos que no exalten en su campaña electoral mensajes contra el fenómeno de la inmigración en las Islas. Y es que el hecho de ser extranjero no tiene porque convertirse en una etiqueta de exclusión, máxime cuando la mayor parte de los inmigrantes que escogieron esta tierra para labrarse un mejor futuro se encuentran plenamente integrados en la sociedad isleña.
La experiencia del intercambio cultural se reconoció como un instrumento vertebrador ante las nuevas culturas.
El objetivo primordial de esta marcha no era otro que evitar la exclusión y mantener un trato equilibrado entre residentes y foráneos, eso sí, partiendo de una tolerancia recíproca. Pero todo este esfuerzo resulta inútil si no se cuenta con la implicación de los diferentes colectivos, las asociaciones vecinales, los partidos políticos y las administraciones públicas que operan en la Isla. Sin embargo, estos grupos prácticamente brillaron por su ausencia y fueron muy pocos, en su mayoría inmigrantes residentes en Lanzarote, los que se atrevieron a levantar la voz para rechazar el racismo.
