martes. 23.04.2024

Por Antonio Betancort García

No hay duda, en CC Lanzarote los que perdieron el congreso insular han vuelto al poder, pero por la puerta de atrás. Por otra parte, el ganador del congreso Suso Machín se ha visto apartado, ninguneado casi, relegado prácticamente por completo en las negociaciones. Suso se ha convertido en una especie de reina madre que representa, recibe y atiende las visitas, pero que no tiene mando en plaza más allá de las fronteras de su municipio.

Es una forma de desmontar a un dirigente político, y los que mandan en CC Lanzarote lo están haciendo a marchas forzadas aunque lo nieguen un día si y otro también. Mario Pérez y Torres Stinga saben que la única forma que tienen para evitar su propia desaparición política es debilitando a Machín. ¿Cómo conseguirlo? Evitando a toda costa un posible pacto con el PIL, eso que denominan “unidad del nacionalismo”.

Un acuerdo de CC con el PIL hubiese supuesto un triunfo importante para Machín. CC obtendría cuotas máximas de poder en Lanzarote. Conseguirían la presidencia del Cabildo, la alcaldía de San Bartolomé, incluso, también la alcaldía de Teguise; eso sí, previa negociación seria y razonable. Si a ello sumas las de Haría y Tinajo, Coalición Canaria se encontraría con cuatro de los siete ayuntamientos en sus manos y cogobernando quizá en Tías, Yaiza y Arrecife. Más no se puede pedir.

Pero es precisamente ese éxito el que asustaba a los perdedores del congreso. Prefirieron el éxito político personal al de su partido. ¿Qué consiguen realmente con el pacto CC - Espino? Formar parte de un grupo de gobierno en el Cabildo desprestigiado y mantener a Manuela Armas como presidenta hasta el final. ¿Final? El final de ese pacto vendrá sin duda después del verano del próximo año, en la última recta hacia las elecciones municipales y autonómicas. Ahí cada uno a su redil, todos contra todos, pero Manuela gobernando hasta el final. Uno no para de preguntarse por el rédito político de esa operación para CC. Por más vueltas que se le dé, uno no puede llegar a otra que la clave está en la correlación de fuerzas y los movimientos de posicionamiento dentro de la propia Coalición Canaria en Lanzarote.

No resulta descabellado pensar que a Mario Pérez le preocupe sobremanera quizá que el PSOE se cebe con él, con el papel que desempeñó en el pasado como Consejero Delegado al frente de INALSA, y que no fue todo lo brillante que uno pudiera suponer. Por otra parte, a Torres Stinga le produce verdaderos quebraderos de cabeza pensar en su continuidad al frente de la alcaldía norteña. Más cuando el descontento con su gestión dentro del propio grupo municipal nacionalista es innegable. En esta situación no viene nada mal contar en la recámara con la oferta de apoyo socialista. La otra posibilidad, un eventual apoyo del PIL en Haría es impensable ya simplemente por motivos históricos.

Debilitar a Suso o cómo ser cabeza de ratón
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