miércoles. 24.04.2024

En estas elecciones se ha dado un caso curioso de lo que puede llegar a ser la incomprensible regla, no escrita, que rigen muchas de las decisiones que se toman en los partidos políticos a la hora de elegir los candidatos más idóneos para ocupar o, mejor dicho, para ser presentados a determinados cargos públicos.

No es nueva mi crítica sistemática y justificada, por lo menos bajo el punto de vista de un ciudadano sin más conocimientos políticos que los que me ha permitido razonar una de mis pocas neuronas, sobre la saturación de cargos públicos en una sola persona.

Hace ya mucho tiempo que vengo escribiendo sobre esa extraña costumbre que tienen muchos políticos de acumular puestos de relevancia en diferentes instituciones, sin más cualificación para ello que estar en el sitio adecuado y en el momento oportuno.

Para mí y repito solamente bajo mi punto de vista y sabiendo que puedo estar completamente equivocado, entre otras cosas porque nadie está en poder de la verdad ni la razón absoluta, el que un político sea al mismo tiempo presidente de un partido o secretario general, concejal o alcalde y además parlamentario o senador me parece un despropósito.

Creo esto por varias razones. La primera es que si un político tiene que aglutinar en su persona más de dos cargos públicos, eso denota que en su partido no hay gente suficientemente cualificada para llevar a cabo las diferentes labores que esos cargos demandan diariamente. La segunda es que, además de la primera consideración, el afán de protagonismo de esos políticos es más que preocupante. Y la tercera es que, si efectivamente estoy equivocado y en los partidos hay tanta gente preparada y cualificada como ellos mismos declaran continuamente, como es posible que no se den cuenta que si reparten esos cargos entre varios, además de demostrar esa realidad partidaria, consiguen que el número de cargos públicos de ese partido aumente, ya que por cada político que triplique cargos habría tres nuevos que podrían desarrollar su función con dedicación plena.

Y como creo que la mejor muestra es un botón, en CC, en el PP, en el PSOE y en Unidos por Yaiza tenemos los ejemplos que ilustran mi razonamiento.

Gladys Acuña, presidenta de UpY, Alcaldesa de Yaiza y Parlamentaria en el parlamento autonómico.

Mª Dolores Corujo, Secretaria General del PSOE, Alcaldesa de San Bartolomé y Parlamentaria en el parlamento autonómico y portavoz, que no portavoza, del grupo parlamentario socialista.

Marciano Acuña, Alcalde de Haría, Parlamentario en el parlamento autonómico y por si esto no fuera suficiente, candidato al Senado por CC.

Astrid Pérez, Presidenta del PP, concejal en el Ayuntamiento de Arrecife y Parlamentaria en el parlamento autonómico.

Siendo estos cuatro los casos más flagrantes, no se crean que esta acumulación de carguitos acaba aquí. Hay mas que, aunque de menor rango, no dejan de reflejar una situación altamente preocupante

Como no es posible desarrollar, por falta de tiempo material por no decir algo más hiriente, tantas actividades públicas a la vez y además tener vida privada, en alguna de estas actividades fallarán, lo cual no es malo para ellos sino para los ciudadanos.

En estos partidos, por lo menos por las reiteradas declaraciones de muchos de sus miembros, hay gente cualificadísima, con una preparación y una formación extraordinaria. Pregunta muy tonta, a la vista de esta acumulación de cargos, ¿Dónde están que no los veo?

En estas elecciones, por lo menos en lo que al Senado corresponde, a los viejos dinosaurios de la política insular, acumuladores de cargos públicos se les ha colado y les ha ganado, alguien con el que nadie contaba, incluso los de su propio partido.

Joel Delgado ha ganado a las encuestas, a las predicciones, a los favoritismos y a los que le nominaron sabiendo que no tenía nada que hacer.

Sé que me van a salir detractores por todas las esquinas, pero en el fondo me da exactamente igual porque la realidad es muy tozuda.

Un chico joven, con más ganas de hacerlo bien que Belén Esteban de ser presentadora de un programa en prime time, se ha llevado el gato al agua.

Sé que alguno, o más de uno me dirá que la ola le arrastró. Es cierto que ha habido factores con los que nadie contaba, entre otros el BREXIT, pero no es menos cierto que si esta ola se hubiera visto de lejos, en el PP habría habido algo más que tortas para posicionarse como candidato.

Podría haber ganado Joel la designación pero que las luchas intestinas habrían sido más intensas lo sabe hasta el más desneuronado de los miembros de la clase política conejera.

A pesar de los pesares, un joven empresario forjado en una piscina llena de ballenas asesinas, curtido en las lides políticas por ese gran hombre que fue Cándido Reguera, va a ser el encargado por los ciudadanos de pelearse con los lobos que moran en el Senado patrio, en una reserva nacional donde los mordiscos, las puñaladas traicioneras y los intereses creados mandan bastante más que las necesidades de los ciudadanos y son menos previsibles que los ataques acuáticos de las orcas que trató de adiestrar.

No sé qué pasará, pero si tengo claro que oiremos hablar de un tal Remigio Joel bastante más de lo que alguno se espera.

Si el 20D mandamos a la capital a un perfecto desconocido sin más bagaje que atusar la coleta del picapiedra de turno, el 26J enviamos a alguien que, por lo menos esa es mi esperanza, saque de quicio a los doscientos siete senadores del plenario para sacar adelante los proyectos que sean vitales para el desarrollo de nuestra isla, tradicionalmente masacrada por aquellos que se denominan nacionalistas y que en el fondo no tienen ni idea de lo que ese término significa realmente.

Suerte y al toro que la vas a necesitar.

De adiestrar orcas a pelear con lobos
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