Nos parece muy bien que Román Rodríguez quiera defender a su Gran Canaria natal, que haya hecho una y otra vez apología del insularismo, fomentando el pleito con Tenerife y refiriéndose siempre a Coalición Canaria (CC) como ATI. Eso está muy bien desde el punto de vista político y estratégico. Lo que no está tan bien es que don Román desarmara el grupo que los nacionalistas tenían en Madrid y que no se dedique ni por casualidad a abordar los muchos problemas que preocupan a los ciudadanos de las islas de Lanzarote y Fuerteventura. Es más, nos ha sorprendido gratamente la actitud que está mostrando en estos primeros días como portavoz de CC en Madrid la alcaldesa de La Laguna, Ana Oramas, quien, tras su brillante intervención en el Debate sobre el Estado de la Nación, se preocupa un día sí y otro también por los asuntos vinculados con esta parte del Archipiélago. Creemos que don Román debería tomar nota, porque clama al cielo que una diputada que ha sido elegida por la provincia de Santa Cruz tenga que estar haciendo las preguntas en Madrid sobre los temas de Lanzarote, cuando don Román, y si no es así que nos lo desmienta, prácticamente ni se ha rozado por aquí para tomar nota de nuestros problemas y prácticamente no ha presentado iniciativas parlamentarias vinculadas con los problemas directos de este pueblo. Don Román, tiene que espabilarse, o renuncie a su escaño como diputado para que lo ocupe alguien que sí que quiera trabajar por Lanzarote y Fuerteventura. Si no lo hace, al menos espabile, espabile hombre de Dios.
