viernes. 29.03.2024

Pues si, Don Jerónimo aprovechó el tiempo de estancia en Lanzarote. Realizó entrevistas a diversos medios de comunicación, charló con Dimas Martín, “conferenció”, con éxito, escuchó las alegaciones de una serpiente venenosa que, atrapada en sus golfadas, relatóle una historia falsa para cubrir ¿su conciencia? - ¿ La tiene ? - . Entendemos el propósito del “bichito” pero claro, Saavedra, raudo y veloz contrastó la “tragedia” con compañeros bien informados y se retiró haciendo cruces. ¡Dios, cómo es posible!.. En fin que fue bien servido de información veraz lo que le permitió rechazar el infundio servido con “dulce acento”. El político, grancanario, asistió a la presentación de un nuevo rotativo que ha visto la luz pública con esplendor y esperemos que con éxito pero antes se fue de “cháchara” y de “comilona” con viejos amigos a la Cañada en donde compartió mesa y mantel con Enrique Pérez, Segundo Rodríguez e incluso con Agustín Acosta. ¿De qué hablaron? Pues de salud política entre otras cosas y de algunos personajes de muchísimo cuidado. El Sr. Saavedra, Don Jerónimo, se mostró, como siempre, hábil, inteligente y en oportunidades crítico. Tejió y destejió, en confianza, la realidad política canaria en general, la tinerfeña, la canariona y la conejero-majorera con la agudeza y el conocimiento del que siempre hace gala. No vamos a desvelar ningún secreto de lo comentado en la CAÑADA porque no nos parece serio pero si que tenemos ahora argumentos importantes para decirles que hay muchos enfermos de suma consideración en la política canaria en general y también en la conejera en particular. ¡AH! Don Jerónimo también tuvo tiempo para inaugurar una fantástica dulcería en la Calle José Antonio. La tal dulcería se llama Isla de la Graciosa y es toda una delicia saborear la exquisitez de sus tartas. Segundo, Agustín y Jerónimo se pusieron “morados”. En fin podíamos hablarles de otras “cositas” pero porque creemos que pueden descomponer a algunos preferimos, por ahora, guardar silencio en esta dirección.

DON JERÓNIMO APROVECHÓ EL TIEMPO
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