viernes. 29.03.2024

Si Mariano Rajoy sueña con permanecer otros cuatro años como inquilino de La Moncloa, lo que ya no oculta, no son menores los deseos de Arturo Mas para continuar como Presidente de La Generalidad, por lo cual tampoco tiene el menor recato en implorarle a los dirigentes de la CUP para que le apoyen con sus necesarios votos y cumplir su deseo. Formación política de ultra izquierda, que entre otras lindezas pregonan la nacionalización de muchas empresas y sacar a Cataluña del euro. Resulta penoso reconocerlo, pero cada uno a su manera lo que realmente les ocupa y preocupa a ambos políticos es seguir detentando el poder con las consiguientes prebendas, gabelas y canonjías. En estos momentos ya son muchos los que piensan que serán los propios soberanistas, quienes con sus desdichadas pretensiones, están provocando el incremento de intención de voto hacia el PP en los comicios del 20-D, cuyo presidente del Gobierno ha añadido a su mantra del binomio economía-puestos de trabajo, el mantenimiento de una España libre y unida.

Por su parte, al muy honorable Mas (CDC), le cabe el alto honor de estar propiciando el hundimiento de su propio partido, que tras la ruptura con Unión y una desastrosa gestión, vive totalmente entregado a los republicanos de ERC y los antisistema, amen de las presuntas toneladas de corrupción y no solo por las mordidas del 3% en comisiones por concesión de obra pública dado que los procedimientos de apropiación son múltiples.

Así como Rajoy, salvando las distancias, se ha dejado influir en exceso por el sempiterno gurú de La Moncloa, Pedro Arriola, cuyos vaticinios cuestan los españoles un cigoto y la yema del otro, Arturo Más, carente del más elemental criterio que requiere el gobernar y dejándose llevar por sus incapaces asesores, ahora aspira a ser presidente pero no de una Comunidad, sino de la primera República de Cataluña, contando con la colaboración de personajes como doña Carmen Forcadell, recientemente elegida como presidenta del Parlamento Catalán, comprometiéndose a ejercer la desobediencia total y comenzar a legislar en el plazo de una mes sobre Seguridad Social y la Hacienda Tributaria catalanas.

Como patético colofón de la movida y al margen de la incoherencia de Mas, que no se sabe donde y como terminará, para aderezar algo mas el cotarro, el prácticamente testimonial Pablo Iglesias (Podemos), otra victima de la ambición y en plena caída libre, ha pactado una alianza con la insigne alcaldesa de Barcelona, Ada Colau ,que ha impuesto a sus personas de confianza en los primeros puestos de las listas para la Generales, además de defender el independentismo y coincidir con la CUP es su desprecio al Estado, lo que puede suponer la ruina total de Podemos y su líder Pablo Iglesias en el resto de España. De cualquier forma, todo lo que le ocurra a estos políticos de vía estrecha lo tendrán bien merecido.

Ya tenemos quien define y por escrito a Rajoy como “el torpe don Mariano”, pero sin entrar en lo afortunado o desafortunado del apelativo, tanpoco encontramos en el actual circo político otros aspirantes que nos ofrezcan grades garantías con la excepción del joven Alberto Rivera (Ciudadanos), amparado por sus eficaces colaboradoras Arrimadas y Villasis.

Que el art. 155 de La Constitución no esté desarrollado, no debería se considerado como óbice para activar todos los medios jurídicos y políticos contra la inminente sedición y mantener la inquebrantable unidad de España. Ante tan graves momentos, lo que se impone es actuar con la mayor celeridad y obviamente antes de las elecciones generales. Celebrar los comicios sin haber resuelto el problema catalán, podría utilizarse como arma de protesta e incluso boicotear la asistencia de los ciudadanos a las urnas el próximo 20-D....¡¡Tiempo al tiempo!!

Cruda, pura y dura ambición
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