La juez ha impuesto también una indemnización de 10.000 euros a cada uno de las víctimas y la prohibición de acercarse a los menores K.D.M. y C.L.P. a su domicilio, lugar de estudios y lugares frecuentados por ellos, así como comunicarse por cualquier medio con los mismos, por tiempo de ocho años.
La magistrado ha considerado probado que el acusado José Luís Rodríguez Quintero, poseía un local situado en la trasera del bazar, donde tiene instalado un ordenador. “Desde el verano del ańo 2005 y hasta marzo de 2007, con intención de satisfacer sus deseos lúbricos, fue haciéndose con la confianza de los menores C.L.P., nacido en 1989 y K.D.M., nacido en 1992, aprovechando su corta edad y que eran clientes del citado bazar, donde acudían con frecuencia para comprar golosinas y recargar el teléfono móvil”, explica la sentencia.
El acusado, tras ganarse dicha confianza, condujo a los menores en distintas ocasiones al local donde les dejaba usar el ordenador, averiguando de los mismos, entre otras cosas, que andaban necesitados de dinero para sus gastos, dado que sus familias no les facilitaban todo el dinero del que les gustaba disponer.
“Conociendo todo ello, el acusado se fue insinuando sexualmente a los mismos, quienes fueron convencidos paulatinamente a realizar diversos actos de carácter sexual con el acusado a cambio de recargas gratuitas de saldo telefónico y de cantidades en metálico que iban desde los 9 a los 30 euros, dependiendo de la naturaleza concreta del acto sexual que solicitaba”, argumenta el escrito.
El acusado de dos delitos de prostitución y corrupción de menores reconoció en el juicio oral que se masturbó con los dos menores en la trastienda de su bazar en el barrio Divina Pastora de la capital grancanaria.
Por su parte, los dos menores coincidieron en declarar ante la Sala del Tribunal Superior de Justicia de Canarias que además se produjeron felaciones y tuvieron relaciones sexuales completas a cambio de recibir pequeñas cantidades de dinero o recargas telefónicas.
El acusado, José Luis R.Q., explicó que los dos menores, Cristian L.P., de 18 años (en la actualidad), y Kilian D.M., de 15, iban a su local a comprar le pedían utilizar el ordenador que posee en un local contiguo. El acusado accedía a estas pretensiones y un día sorprendió a Cristian L.P. masturbándose frente al ordenador con otro hombre que utilizaba una webcam.
Según la versión del dueño del establecimiento, fue el menor el que le incitó a estas prácticas a las que él accedió y posteriormente también mantuvo contactos con el otro menor, Kilian D.M..
Tanto las dos víctimas como el denunciado reconocieron que estas prácticas nunca fueron realizadas ni con engaños por parte del adulto ni con la utilización de la fuerza. Por su parte los menores admitieron haber tenido relaciones sexuales completas con José Luis R.Q. tanto en su domicilio como en la trastienda del local.
