sábado. 20.04.2024

Cientos de personas se concentraron el domingo en la Iglesia de San Ginés para participar en la tradicional procesión del Corpus Christi. El recorrido que partió con el Santísimo desde la plaza de la Iglesia arrecifeña siguió por la calle Real hasta el paseo marítimo guiados por el camino de sal que formaban las alfombras que confeccionadas el sábado.

Este año el recorrido se acortó pasando tan sólo por un pequeño tramo de la Avenida Marítima. Pero la principal sorpresa de esta convocatoria fue la desagradable constatación de que en la Isla existen personas que no respetan el trabajo y las costumbres del resto. A la llegada a la plaza de San Ginés, los asistentes se encontraron con que algunos desaprensivos habían dejado marcadas las huellas de sus zapatos, e incluso las ruedas de un coche en los tapices confeccionados el día anterior.

Aunque el párroco de la Iglesia de San Ginés, Antonio Perera, no quiere darle mayor importancia al incidente, la verdad es que muchos de los que acudieron ese día a disfrutar de la procesión se escandalizaron por el estado en que habían dejado algunas de las alfombras, en las que incluso habían intentado hacer chanzas con el significado de las palabras inscritas.

Algunas alfombras amanecieron con partes dañadas.

Aún así, las creaciones de los colectivos y asociaciones lanzaroteñas marcaron el paso de la procesión, que avanzó por encima de las coloreadas composiciones hasta volver de nuevo a la Iglesia, cumpliendo con la tradición que se ha repetido durante décadas coincidiendo con la celebración de la Eucaristía de la tradición católica.

En total se contabilizaron unas veinte alfombras, que fueron elaboradas durante la jornada del sábado por las manos de los que trabajaron para materializar los diseños que llevaban semanas preparando para este día.

Alrededor de la misma confección de las alfombras de sal se ha creado todo un espectáculo en sí mismo, que siguen también muchos vecinos de la Isla, que se acercan hasta la fiesta que se crea alrededor de los trabajos de los improvisados artistas que colaboran cargando, tiñendo y colocando la materia prima para dibujar los motivos de los tapices.

Una tradición arraigada

Aunque el ritual de la creación de alfombras para arropar el paso del Santísimo Corpus Christi es una costumbre arraigada en casi todos los países de tradición católica, en Canarias se sigue con especial fervor.

En cada Isla y localidad se siguen costumbres propias, variando sobre todo los materiales que se utilizan. Este rasgo lo determina el entorno de cada localidad, en donde se utilizan los elementos de la naturaleza que más abundan.

Flores, tierra de diferentes colores, semillas y granos, son algunos de los materiales que pueden formar el dibujo de las alfombras. En Lanzarote, la materia prima de las composiciones es la sal marina.

“En cada territorio se utiliza lo que se tiene”, explica el párroco de San Ginés, Antonio Perera, que este año está especialmente satisfecho con la participación de los lanzaroteños en esta celebración.

Tanto en la misa como en la procesión, la asistencia fue masiva y las calles de la capital se convirtieron en un hervidero de devotos y curiosos que no quisieron perderse la singular estampa que se forma en torno a esta tradición.

La historia del Corpus

Arrecife es uno de los municipios canarios en donde siempre se ha vivido con mayor entusiasmo esta fiesta. Con motivo de la celebración de la Eucaristía y de la procesión del domingo 10 de junio de cada año, se extienden por las calles de la capital lanzaroteña alfombras confeccionadas con sal coloreada.

El elaborado proceso y la belleza de los diseños se pueden ir apreciando a medida que decenas de manos trabajan durante la jornada anterior agachados en el suelo para finalizar el trabajo al atardecer.

La estampa que dibuja el conjunto la víspera del domingo está grabada en la retina de casi todos los lanzaroteños que acuden desde niños a contemplar el resultado del trabajo de asociaciones y colectivos ciudadanos.

Ellos son los encargados de mantener esta tradición y lo hacen con la ilusión que se va fraguando semanas e incluso meses antes con las reuniones para diseñar las fantasías y coordinarse para conseguir el material y elaborar las alfombras.

Se trata de crear efímeras obras de arte que serán destruidas pocas horas después cuando la procesión pase por el recorrido que marcarán las propias alfombras.

Gracias al trabajo de los afanados artistas, Arrecife amanece llena de color y sus habitantes recorren las calles para admirar las obras hechas por sus vecinos, mientras esperan que en horas del mediodía comience la procesión con la que rinde tributo al Cuerpo de Cristo, transportando su imagen por las principales vías del municipio.

Cada tapiz puede medir entre los 8 y los 10 metros lineales, con un ancho de 4 a 5 metros y los motivos que rellenan este espacio suelen formar con sal de vivos colores todo tipo de paisajes de la naturaleza, referencias religiosas o alusiones a la paz o valores relacionados con la tolerancia o la convivencia

Cientos de personas recorren el camino de sal del Corpus Cristi
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