INA
Desde mi torre de cristal puedo contemplar el mar, sólo un trozo, no me importa porque lo que veo es su esencia, un todo resuelto en una parte por la que comenzar a conocer lo demás que no por ser lo mismo es igual como diferente es cada paso al andar, como diferente es cada palabra al hablar.
Oigo el rumor pero no de las olas sino de la vida, la vida que crece bajo mi cristal, se cuela por las ventanas llenando las salas de mi saber para crear sueños con los que imaginar nuevas prosas, nuevas trovas para nuevamente soñar.
“Hoy el mar tiene un brillo especial,
he bajado a tocarlo,
me quedaría así todo el día
¿qué te diera por una caricia,
por una mirada, por una palabra
qué no fuera tuya ya?
No creas que las lágrimas que surcan mi cara
son de tristeza,
son de alegría por saberte aquí
no pienses son tambores redoblando,
es mi corazón que late con más fuerza
cuando te aproximas sin más
no quieras ver ingratitud en no poder besarte,
es soñar lo que un día será
lo que no podré olvidar
es tener lo que un día será
lo que alimenta
mi continuo soñar
hoy el mar tiene un brillo especial,
refleja sueños,
da vida.”