jueves. 28.03.2024

1.- Los tres hijos de Antonio Cubillo preguntaban a Cristina Tavío , parlamentaria regional del PP, hija de Antonio Tavío , íntimo amigo del líder independentista, que cómo sería recordado su padre. Cristina se lo dijo. Ellos no viven la realidad canaria. Cada uno se gana la vida fuera, en los Estados Unidos y en Singapur. Me gustaría que estos jóvenes herederos de Antonio conocieran mi versión; la de una persona, como yo, que vivió con su padre momentos inolvidables, que valoró su valentía y su sacrificio y, sobre todo, su grandísima honestidad. Antonio Cubillo, si un día estas islas conquistan la independencia, como parece ser un proceso natural, sin violencia y sin traumas, fue quien plantó un árbol. Lo plantó con Secundino Delgado . A Guetón (40 años) y a Echeyde y Romén (42) les digo que la muerte de su padre fue el final de un sacrificio, pero el principio de una ilusión. Ningún gran hombre deja de sortear escollos gratuitos, absurdos, a lo largo de su vida. Antonio Cubillo vivió y murió por lo que creía. En medio está una familia que le quiso y entendió su trabajo por los demás. Por eso deseo abrazar a María Teresa y a los tres hijos del matrimonio. Ellos fueron el soporte de mi amigo. Siempre los tenía en sus labios.

2.- A estos jóvenes, uno de los cuales lanzó chinchetas bajo las ruedas de los ciclistas de la Vuelta a España (yo hubiera hecho lo mismo, ¿qué pinta aquí la Vuelta a España?), es preciso alertarles sobre los mal nacidos que ahora insultan a su padre. No hagan caso. Antonio Cubillo, con sus luces y con sus sombras -muchas más luces que sombras-, era un hombre respetable, que nunca hizo daño a nadie conscientemente, muy arraigado en la sociedad tinerfeña de su generación, que le estimaba sinceramente. Tengo muchos testimonios de esos afectos y de esas admiraciones.

3.- Romén, Echeyde, Guetón: con la muerte de su padre se van muchas esperanzas, se va el hombre, pero queda la leyenda. Y, sobre todo, la impronta. Estas no son, ni van a ser, palabras vacías. Yo soy una persona de derechas; pero también un demócrata; lo sabe todo el mundo. Compartí en gran parte el ideario de su padre, Discutimos mucho, hablábamos muchas veces, hicimos un programa de televisión inolvidable, el más visto de la historia de la televisión en Canarias. Nos echamos muchas perras de vino juntos. Era un revolucionario pero, sobre todo, una gran persona que tuvo los huevos de perdonar a quien le fue a matar, al hombre que lo dejó como lo dejó; y, encima, agradecerle que no los hubiera matado a ustedes, a tu madre y a sus tres niños, como tenía previsto la policía española. Ese era tu padre. A los cuatro, un fuerte abrazo. Siempre estarán en mi corazón, como lo está él.

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Carta a los hijos de Cubillo
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