miércoles. 24.04.2024

Los pobres no son sólo los indigentes que viven en la calle. Se puede tener un techo y conformar una familia estable y estar muy por debajo de las condiciones necesarias para poder llevar una vida normal. El Instituto Nacional de Estadística considera que se encuentran en una situación de pobreza relativa aquellos hogares que disponen de menos de 523 euros al mes para hacer frente a los gastos corrientes. Sólo hace falta pensar cómo se puede afrontar el pago de un alquiler o una hipoteca, la cesta de la compra o el colegio de los niños con este nivel de ingresos para darse cuenta de que son muchas más de las que nos imaginamos las personas que necesitan ayuda. Esto también es pobreza.

Las constantes subidas de los tipos de interés, el encarecimiento del dinero y la dificultad para encontrar trabajo para determinados sectores de la población no facilitan las cosas y esto ha provocado que cada vez sean más las personas que se vean obligadas a recurrir a la ayuda social para poder sobrevivir.

Una de las organizaciones no gubernamentales con más tradición y prestigio en Lanzarote es Cáritas. A ella acude habitualmente una media de 30 personas para acceder a los servicios de comedor.

La asistente social de esta ONG, Ángela Viera, dice que a pesar de que ellos no manejan datos concretos ya que el Ayuntamiento no ha realizado este tipo de estadística, por lo que ellos perciben, habría más del 20 por ciento de población que vive en la Isla por debajo del umbral de la pobreza. Hay que tener en cuenta que ésta es precisamente la cifra que da el Instituto Nacional de Estadística como media en toda España.

A día de hoy son 25 las personas que acuden al servicio de comedor, aunque en determinadas épocas se han llegado a superar las 30 o incluso 40.

Viera también deja claro que la mayor parte de los usuarios de Cáritas no llegan ni con mucho a los 523 euros al mes que estadísticamente se consideran necesarios para vivir sin aprietos. Una cosa son las cifras y otra la realidad. Dice que son habitualmente gente que vive en la calle y aquellas personas derivadas de las parroquias, que están en situaciones desesperadas o en procesos de desintoxicación. Sin embargo, no deja de reconocer que tal y como está la vivienda hoy en día en la Isla, se podría decir que ahora nuestro vecino puede estar pasándolo fatal por cuestiones económicas y nosotros ni siquiera darnos cuenta.

Más pobres

Asegura Viera que la información que reciben de las parroquias les está haciendo notar que está aumentando de forma importante el nivel de pobreza de la Isla, sobre todo en los hogares en los que hay personas mayores o con alguna discapacidad, que no reciben ayudas suficientes para poder desenvolverse en la vida. Viera dice que “las pensiones suelen ser tan bajitas que cada vez tenemos más jubilados”.

“Para la gente no es grato venir a Cáritas porque creen que ya les van a poner un rótulo pero en muchas ocasiones no queda más remedio”, asevera. Por ello, mucha gente acude cuando no dispone de otros recursos como la familia o los amigos. Es habitual que lleguen personas que acaban de perder el trabajo o se han desvinculado de los parientes.

Mujeres responsables

Normalmente son las mujeres las que acuden a esta ONG para buscar el auxilio. Cáritas suele delegarlas a las parroquias para que les aporten dinero para alimentos o medicinas y les puedan orientar por dónde pueden encaminar su vida. También les comentan que acudan a Servicios Sociales, sobre todo, en el caso de que haya menores en el hogar.

En otros casos, son los vecinos los que se deciden a dirigirse a Cáritas cuando comprueban que gente cercana a ellos pueden estar pasándolo mal.

Para que el trance sea menos duro, la ONG dispone de una psicóloga que ayuda a estas personas a rehacerse para poder encarar la vida con otro ánimo.

Los usuarios de estos servicios suelen estar una media de tres meses, hasta que entre los voluntarios del centro y el Ayuntamiento encuentran la mejor solución. Es más, dice Viera que “hay que ser positivo porque normalmente la gente que quiere trabajar, al final, termina consiguiendo un puesto laboral”.

En cuanto a la posibilidad de que haya indigentes que no quieran abandonar la calle, dice la asistente social, que nunca ha encontrado ningún caso y que lo normal es que estos individuos reciban con agradecimiento toda la ayuda que se les brinda.

Unos 25 voluntarios son los que diariamente apoyan a todas estas personas, algo que como dice Ángela, se consigue porque “la gente es mucho más buena y solidaria de lo que parece”.

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