sábado. 20.04.2024

Por Andrés Chaves

1.- Tarde o temprano, las Islas Canarias lograrán la independencia de España. No tiene sentido seguir soportando la humillación secular, histórica, la marginación social y la incomprensión del Estado. ¿Por qué España soporta un 17% de parados, la tasa más alta de Europa, y Canarias el 27%, el índice más atroz del mundo conocido? España sólo se acuerda de nosotros cuando sufrimos una catástrofe. No ha sido capaz de delimitar nuestro mar. Se anuncia ahora que Marruecos explotará nuestras aguas territoriales en su beneficio, miles de barriles diarios de un petróleo que nos pertenecen, aunque no exista legislación que nos favorezca sobre el mar que nos rodea. A España no le importa para nada Canarias. Un hecho estúpido me llamó la atención la pasada semana. Todo el mundo discutía, en los telediarios deportivos, si iba a subir el Xerez o el Zaragoza. Nadie nombraba al Tenerife, que era el equipo que más posibilidades tenía de lograr el ascenso a Primera División y acabó la jornada como líder. A España le importan un pepino nuestras instituciones, nuestra forma de vida, nuestras empresas, nuestras necesidades, nuestra gente. Tarde o temprano, las Islas Canarias se desgajarán de España, dentro de un proceso natural. Yo no soy para nada antiespañol, pero desde luego me siento canario por encima de todo. Mis antepasados lucharon entre sí. El primer Chaves (Francisco, véase el Nobiliario de Canarias, de Juan Régulo Pérez ) se desposó con una noble indígena, bautizada luego como Catalina Hernández de Tacoronte . ¿Cómo debo pensar, pues, como un heredero del guanche o como un hijo de los conquistadores que lo pasaron a cuchillo?

2.- Si hubiésemos sabido crear y mantener un partido independentista pacífico, pero firme, que intentara conseguir la soberanía de las islas por una senda de normalidad, otro gallo nos hubiera cantado. A Coalición Canaria le iría mucho mejor dando sustos al Estado en el terreno de la política que votando con Zapatero y López Aguilar , los verdugos de nuestros mejores hombres y mujeres. Los canarios hemos sido masoquistas impresentables, hemos sufrido a cambio de nada, hemos sentido el peso de las botas y de las corazas y de las espingardas sobre nuestras cabezas. Hemos respondido con sonrisas, en vez de con firmeza. Ya no son tiempos de guerras con las espadas, las hondas y las picas, pero sí es tiempo de los argumentos, de las razones, de los procedimientos legales y de la palabra. Con ellos podemos llegar muy lejos; pero ocurre que ni siquiera lo intentamos.

3.- Esta tierra tiene que cambiar. Ahora existe un cierto miedo a proclamar la soberanía, la independencia. Como si tratarlo en público fuera un tema tabú. Todavía quedan entre los que escribimos en los periódicos viejos miedos fuera de lugar. Una Canarias sin complejos sería maravillosa. Una Canarias unida que no tuviera temor a lanzar el grito de independencia, que agitara muy fuerte su bandera, que explotara sus recursos basándose en el derecho internacional y que acogiera a todos, incluso a España, con los brazos abiertos. ¿Lo veremos? Depende de nosotros mismos.

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Canarias independiente
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