jueves. 25.04.2024

Los pueblos tienen derecho a reflejar en su comportamiento y en su forma de vivir el sentimiento colectivo que los definen como Pueblo. Este sentimiento, que en Canarias denominamos Canariedad, persigue salvaguardar, proteger y divulgar nuestra cultura, las manifestaciones de expresión de vida de nuestras islas, nuestra historia, nuestras artes y ciencias labradas desde el pasado y proyectadas en el hoy con los reflejos de las creaciones y actuaciones del presente, teñidas de una realidad particular en una sociedad globalizada donde sólo las mujeres y los hombres que viven en nuestra tierra son capaces de recrear, dando pinceladas desde nuestras singularidades a una trayectoria propia y joven, pero de largo alcance y amplia participación multicultural.

El desarrollo de un mundo globalizado ha dado la oportunidad a nuestras islas de encontrarse frente al rico mundo de las culturas y -no menos importante- frente a la necesidad identitaria de conocer, proyectar y ejercitar las señas culturales que nos definen como pueblo.

Frente a esta situación de riqueza, y debido también al efecto globalización de un atlas comunicado, se refleja el handicap de una universalización errónea de las costumbres y los usos sociales que tienden a dinamitar la identidad canaria y a convertir las islas en un pueblo relegado a la divagación cultural, a la indeterminación nacional...

Con estas premisas llegan a Canarias usos y líneas de actuación que no son el resultado de la experiencia demostrada y de la ética universal, sino de la imposición de modelos de otras tierras que en la nuestra poco resultado pueden dar, porque Canarias se define como una plataforma atlántica, ya no sólo con identidad propia, sino además, con unas condiciones y singularidades que sólo la experiencia y las buenas prácticas de quienes viven el día a día de las islas pueden definir.

En este sentido, los partidos políticos estatales poco pueden hablar de Canarias y de la población de Canarias, porque se rigen e identifican con señas y métodos elaborados en el continente, sin contemplar las realidades insulares de las islas; poco pueden hacer los socialistas y populares de Canarias si no obtienen capacidad para intervenir en las políticas del Estado, y menos, si en esa lucha, siguen mirando para otros horizontes mientras los canarios y las canarias viven realidades muy diferentes de las que ellos describen.

De ahí la importancia para Canarias de un nacionalismo cohesionado que, con fuerza, mire hacia el mundo con ideas propias y valorando el desarrollo de la comunidad internacional desde Canarias; un nacionalismo que sepa construir el futuro evaluando el pasado y trabajando en el presente, que sepa dirimir las necesidades de los canarios y las canarias, que escuche y entusiasme a participar de un proyecto único de desarrollo económico sostenible, de reconocimiento cultural y promoción educativa...; en definitiva, un nacionalismo que sepa proyectar Canarias al mundo como una nación moderna, enérgica y con competencia y competitividad internacional.

Estamos en el camino correcto. Los canarios y las canarias debemos seguir tomando las decisiones que trascienden en nuestras islas, nuestras políticas y nuestras necesidades inmediatas y futuras. Tenemos la clave para avanzar y las pautas las marcan los sentimientos y necesidades de las islas.

Canarias necesita de la acción nacionalista para progresar, para definir un desarrollo coherente a sus necesidades, para construir un hogar que se ajuste a cada uno y cada una de sus habitantes, para participar de una Canarias internacional, moderna y de bienestar.

Por ello, el nacionalismo Canario debe tender hacia la unificación, ya que tendremos menor capacidad construyendo a juicios dispares -aunque con ideas comunes- nuestra tierra.

Coalición Canaria es ese proyecto único para Canarias, y los que militamos en él hemos de sentir orgullo por la contribución diaria que hacemos por nuestra tierra, por nuestras islas y municipios.

Canarias Atlántica
Comentarios