miércoles. 24.04.2024

El periódico tinerfeño y ultrainsularista El Día viene recogiendo de último, aparte de los habituales y asirocados editoriales u homilías dominicales que hay que saber tomárselos con humor, las ocurrencias soberanistas o independentistas (con dependencia africana) de don Antonio Cubillo, ese hombre. Por suerte, Cubillo sólo hay uno. Y sabe de democracia lo mismo que yo de física cuántica. En caso de duda, que se lo pregunten a los militantes que dicen que alguna vez tuvo el Congreso Canario Nacionalista (CCN), que no conviene confundir con el Centro Canario Nacionalista, que tiene las mismas siglas e idéntico futuro electoral, aunque algo más de dinero. Así se puede entender, entonces, ese gusto y regusto cubillista por las imposiciones, como la de crear un servicio militar obligatorio en la futura o futurible República Federal Canaria, por si había alguna duda sobre las tendencias involucionistas de don Antonio, al que le pierde eso de castigar a los canarios malos o canarios impuros, sobre todo si nacieron con el pecado original de ser peninsulares o de por ahí afuera. El retrógrado discurso “can-ario” del que ya les he hablado aquí mismo en otras ocasiones. Nada nuevo bajo el sol necionalista, como es triste fama.

Otras sandungueras propuestas cubillistas de última hora: “Se admite la doble nacionalidad, salvo con España. En el momento de la independencia, todos los canarios deberán anunciar públicamente haber renunciado a la nacionalidad española”. Y hasta en la Iglesia mete mano Cubillo, sin encomendarse a Dios ni al Vaticano: “Todos los cargos eclesiásticos de la Iglesia Católica, en sus diferentes niveles, deberán estar ocupados por canarios”. Amén, Señor. Pero la guinda del chiste la coloca el letrado que perdió los papeles cuando habla de la moneda canaria: “La moneda nacional se denominará el Áfrico, y tendrá las equivalencias con las otras monedas internacionales más fuertes”. Ni a Chiquito de la Calzada se le hubiera o hubiese ocurrido mejor chiste, a fe mía.

El asunto es tan ridículo que no da para más, ciertamente, pero como la matraquilla parece que va en aumento y el periódico que lo airea es el más “vendido” de toda Canarias, y es el santo y seña editorial de la misma CC que lleva lustros en el Gobierno (es un decir) regional, tampoco conviene echarlo al olvido. Hay que permanecer al menos ojos avizor con las nuevas derivas nacionaleras, que se sabe cómo empiezan pero nunca cómo terminan.

Cubillo tiene sus cosas y sus salidas de tono crónicas, pero no se chupa el dedo. Sabedor por propia y triste experiencia electoral de que el independentismo vivacartagenero que predica no tiene ningún respaldo entre los canarios, tal y como se ha demostrado comicio tras comicio, el “líder” independentista pasó de hacer el ridículo ante las urnas a abogar por la abstención en las elecciones posteriores a sus monumentales fracasos. Se trataba de apropiarse después de toda esa abstención alegando que el pueblo canario había seguido su consejo porque es mayoritariamente independentista. Una cubillada más. Más abstencionista que quien les escribe conozco a muy poca gente, y puedo ser sospechoso de cualquier cosa menos de tener tendencias nacionalistas. Pero si no existiera Cubillo habría que inventarlo, porque como personaje no tiene precio, para mi gusto. Bien mirado, Cubillo no es independentista. Cubillo es cubillista, y la única soberanía en la que cree pasa por convertirse él en el soberano de una república bananera (africana). En el pecado lleva la penitencia: su postura ya no causa ni rechazo, sólo risa. ([email protected]).

Cambio euro por áfrico
Comentarios