sábado. 20.04.2024

“...El término "godo" se utilizaba también como una de las formas despectivas para referirse a los españoles nacidos en España o contrarios al proceso de independencia, por parte de los criollos en América. Hoy en día es usado también en Canarias para definir al español, usualmente de forma despectiva”. Esto es lo que dice la Real Academia Española de la palabra godo usada por la alcaldesa de La Laguna y candidata a la reelección, Ana Oramas, para referirse al candidato del PSC a la Presidencia del Gobierno de Canarias, Juan Fernando López Aguilar.

Mucho ha sido lo que se ha hablado acerca del término utilizado por la alcaldesa de La Laguna para tachar a López Aguilar, “godo canario”, rematando esa intervención con que "no hay nada peor ni que repela más" a los isleños que "el canario que se va un mes y medio a la Península y viene hablando con eses y zetas". Palabras muy duras de la alcaldesa que hasta el momento no han sido rectificadas, a pesar de las sugerencias de su propio partido y de otras formaciones de no entrar en esas formas ni maneras para ganar votos de cara al 27M.

Pero es que el caso de Ana Oramas no es único. Ayer lo apuntaban algunos políticos en la tertulia ‘Punto de Mira' de nuestra compañera de Lanzarote Radio Olatz Larrea. ¿Los descalificativos se han convertido en el lenguaje oficial de la precampaña y campaña electoral? ¿Durante los poco más de 60 días que quedan para las elecciones del 27 de mayo nuestra forma de relacionarnos será esa? ¿Hablaremos de actuaciones o simplemente nos dedicaremos a insultarnos unos a otros, o mejor dicho a buscar el adjetivo más acertado para descalificar a nuestro contrincante, preferente referito al ámbito personal? ¿No vamos a tener perjuicios de ningún tipo en esta precampaña y campaña a la hora de hablar de una persona porque el único objetivo es ganar las elecciones sea como sea y pasando por encima de quién sea?

Todos sabemos que Juan Fernando López Aguilar se lo ha buscado a pulso. Desde su nombramiento como ministro de Justicia ha mantenido una actitud beligerante con CC. Recuérdese la comparecencia solicitada por el portavoz de CC en el Congreso de los Diputados, Paulino Rivero, para que explicara las imputaciones que hacía a determinados miembros de CC acerca de los posibles ‘chanchullos' económicos denunciados por Aguilar entre miembros de CC con determinados empresarios de las islas.

Coincidiremos también en que la actitud de López Aguilar tras su nombramiento oficial como candidato ha seguido el mismo camino, ya que desde el inicio de la precampaña ha hablado de “manos limpias” y “bolsillos de cristal”, y de que algunos partidos conciben la política canaria "como un objeto de negocio, algo que ha provocado la desconfianza de los ciudadanos hacia los gobernantes, situación a la que los socialistas quieren poner fin”, en clara alusión al partido gobernante en Canarias desde hace ocho años. Si a esto unimos además las detenciones que se han producido en estos meses, con operaciones espectaculares y, sobre todo, mediáticas que han afectado en su mayoría a cargos públicos del PP y de CC, -la más grave quizás la imputación al presidente de todos los canarios que al final quedó en nada-, y que no han sido muy bien entendidas por ninguno de los dos partidos, hacen que la política en Canarias se convierta en una ‘bomba de relojería' a punto de explotar en cualquier momento.

Pero esto no debe ser motivo para empezar una ‘guerra de insultos' más que una precampaña electoral. En la mencionada tertulia se daban quizás las claves de la excesiva crispación que existe en la política en general y en la política canaria en particular. La actitud que ha mantenido el PP desde el 14 de marzo de 2003, día en que perdieron por goleada el gobierno de España, sobre todo por una guerra sin sentido como la de Irak, que cumple precisamente estos días cuatro años y que fue el principal motivo del mayor atentado que ha conocido España, la matanza del 11M, ha sido uno de estos motivos.

Los ‘populares' nunca se han repuesto de este mazazo y lo han demostrado en todas las declaraciones públicas que han hecho, comisiones de control, plenos del Parlamento, etc.. Si a esto le unimos la situación de Canarias y en concreto la de Lanzarote con 7 presidentes de Cabildo, mociones de censura, pactos anti natura, trasvase de políticos de un partido a otro, etc. tenemos el cocktail perfecto que da lugar a la actual situación.

Pero, insisto, los políticos no deben seguir por ese camino porque si ya existe en el electorado un sentimiento de apatía hacia todo lo relacionado con la política y sus actores, si empezamos a descalificar al contrincante lo que lograremos no son más votos sino mayor apatía, desgana y desazón. Seamos caballerosos en política y expliquemos al pueblo lo que queremos hacer si ganamos las elecciones sin ofensas ni apelativos. Canarias necesita serenidad y Lanzarote también.

Calificativos de una precampaña
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