Muchos de los presentes se sorprendieron el pasado lunes cuando asistieron al primer pleno que se celebró en Arrecife. ¿La razón? La cordialidad con la que se comportó el grupo de gobierno y la oposición. Y es que en Lanzarote no estamos acostumbrados al desarrollo civilizado de la actividad pública. Mucha culpa de esto la tiene el nuevo alcalde, Enrique Pérez Parrilla, un hombre que aunque tiene carácter y temperamento posee un arraigado sentido de la democracia, y respeta notablemente al adversario. Por eso no queremos hacer caso de todos aquellos que ven algo raro en el “buen rollo” que hubo entre el Gobierno y gran parte de la oposición. Esto no ha hecho más que comenzar, y en seguida comprobaremos si lo de las buenas formas y el “buen rollo” es un sueño pasajero de una tarde de verano. Por cierto, que nos cuentan que la semana que viene se explicará el porqué de la tardanza en decidir si se retira o suspende el Plan General. Falta un detalle importante.
