martes. 23.04.2024

1.- Bueno, pues no será porque no se lo anuncié a ustedes por activa y por pasiva. Aunque he de reconocer que también les dije lo contrario. El Gobierno se ha roto. Fernando Clavijo ha mandado al frío de la calle a los cuatro consejeros socialistas. Incluyendo a su otrora políticamente enamorada Patricia Hernández, al que Fernando, incluso, le dio habitación en el edificio de Presidencia. ¿Dónde irá ahora toda la cuerda de asesores de los cuatro, los cargos intermedios, los vice-consejeros, los directores generales, etcétera, etcétera? La cuerda de enchufados que arrastran los consejeros hacia la Administración cuando son nombrados, dotándolos de sueldos sustanciosos, de billetes de avión a Las Palmas y Tenerife, de coches y choferes. Ay, qué frío hace fuera, ahora lo podrán comprobar. Los cuatro del patíbulo se van a casa, a ser personas normales, los que no tengan un puestito en el Parlamento o sean simplemente funcionarios. Se ha roto el pacto y Clavijo quiere gobernar en solitario, de momento, tarea harto difícil. Tendrá que hablar con otros partidos y pactar lo que se puede o no se puede hacer. Y vete tú a saber lo que hablarán en Madrid –un ratito, porque Canarias no merece más— los partidos de obediencia estatal. Para Madrid nosotros somos un plátano, los canarios unos bichos raros que viajan muy barato y estas islas una tierra inhóspita, anclada en el océano, que no merece atención, excepto cuando Cubillo predicaba desde Argel una independencia que muy pocos querían. Incluso Cubillo se integró aquí, con las alas cortadas y la lengua casi quieta, porque, en el fondo, Canarias es una tierra amable, española, tranquila, que pocas veces desea plantear problemas al Estado. Hasta yo la prefiero así, pero un día me ilusioné con un partido nacionalista, como CC, que tenía a las islas en el corazón, que no era mercantilista, que no clavaba puñales y que tenía el alma blanca. Ahora, no. Ahora la tiene más negra que el carbón.

2.- Esto será sólo el principio. Ahora empezarán a caer cabildos y ayuntamientos, sin que CC haya hecho bien las cuentas, porque además es imposible. Y de aquí al final de la legislatura esto puede ser una sangría de consecuencias que nadie sabe, por ahora. El órdago de Clavijo ha sido fuerte, aunque yo creo que no tenía otro remedio. Su mal gobierno le creó sensación de humillación. Un presidente al que se le ausentan del Gobierno sus consejeros aliados no merece serlo. Esto no hay quien lo aguante. No se me ocurre otra solución que la unión de los nacionalistas, aunque las matemáticas no den, con otros apoyos puntuales, vaya usted a saber de quién. ¿Del PP? Depende de lo que diga Madrid. Del PSOE ya no puede ser. El PSOE tiene un pie en la otra vida, si no es capaz de recomponerse. Y al PP, Canarias le importa un carajo, porque ni siquiera necesita el disputado voto de la señora Oramas. Ya no. En fin, triste destino el que nos espera.

3.- Pero lo que tenía que llegar, llegó. Yo dije que sería el 21 de diciembre, hace mucho tiempo. Fallé por tres días, ocurrió el 24. Es verdad que también lo había anunciado en esta última fecha, aunque con menos días de anticipación. Fernando Clavijo nombrará en los primeros días de la próxima semana a los sustitutos de los cesados. Espero que no sean chiquilicuates, sino personas formadas que sean capaces de sacar a Canarias adelante. Yo tengo candidatos, pero basta que los cite para que no los tenga en cuenta el presidente. Así que esperaré. En todo caso, ¡bingo!, los sociatas no se comieron el turrón. ¡Asesores fuera!

Bueno, no será por no decirlo
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