viernes. 29.03.2024

Al ordenador del periódico, al igual que habrá ocurrido con los ordenadores de los trabajadores del Ayuntamiento de Tinajo o de muchísimos otros lanzaroteños, ha llegado un e-mail que anuncia una ¡¡¡Gran Manifestación en Arrecife por el fin del monopolio alimentario en Lanzarote!!! este sábado 15 de diciembre, a partir de las 11 de la mañana, desde la puerta del Cabildo viejo, en la calle Real, hasta la sede de la Cámara de Comercio, y que llevará como lema: Con las cosas de comer no se juega.

En el escrito reenviado a muchas personas de la Isla con el famoso ¡pásalo!, los convocantes dicen estar al margen de cualquier fuerza política. “Es una manifestación de ciudadanos demandando algo tan básico como es el derecho a la alimentación. ¡Por unos precios dignos! Estamos hartos de gastarnos cuatrocientos o quinientos euros al mes para poder comer. Estamos hartos de que no se permita a los supermercados de descuento duro entrar en la isla por culpa de unos políticos que benefician a los de siempre. ¿Seguiremos quejándonos en los bares o les obligaremos de una vez a tomarnos en serio? Hazte oír. Propaga la noticia. Por fin va a llegar la manifestación que tanto esperabas. Sin consignas políticas y sin manipulaciones. Sólo por la comida. Supermercados de descuento duro. ¡Libre competencia ya!”, añaden. Un mensaje que ha recorrido Lanzarote estos días también por SMS, de boca en boca e incluso a través de medios de comunicación tanto escritos como audiovisuales.

Aunque ya han surgido las primeras voces discordantes señalando que detrás de esta convocatoria está un grupo de empresarios, propietarios de un polémico centro comercial que ha acaparado las portadas de los periódicos durante estos últimos meses, lo cierto es que haya o no haya un grupo empresarial detrás esta convocatoria parece la actuación más coherente que se ha hecho en los últimos años en Lanzarote.

La situación que padece Lanzarote es insostenible. A la subida de las hipotecas, que sufrimos la mayoría de los ‘españolitos de a pie', tenemos que sumarle el hecho de que somos la segunda isla más cara de Archipiélago en la cesta de la compra. Y no entendemos por qué. Todos los días cuando voy al supermercado me pregunto cómo es posible que islas no capitalinas también como La Palma, El Hierro o Fuerteventura puedan tener la cesta de la compra más barata que nosotros. Deberíamos tenerla parecida, pues al fin y al cabo todas esas islas tienen el mismo problema que nosotros, es decir no son capitalinas y no tienen el famoso PIF (Puesto de Inspección Fronteriza), que al parecer es la panacea y que ahora anuncia como inminente el senador por Lanzarote, Marcos Hernández.

Todos recordamos el estudio presentado a finales de la legislatura pasada sobre la carestía de la cesta de la compra, la verdad que no hacía falta tanto documento ni tanto técnico para decirnos lo que todos sabemos, que la falta de competencia es la principal causa de que se den estos precios desorbitados en la Isla. Todo el sector del comercio de la alimentación se centra en dos familias, que son las que se reparten los beneficios, quedando el resto de los lanzaroteños desamparados antes los vaivenes del mercado alimentario en Lanzarote. Todos recordamos también la negativa de muchos empresarios al establecimiento de grandes superficies en la Isla, que llegaron incluso a los tribunales en base a que era necesario proteger al pequeño comercio lanzaroteño. Una negativa que fue corroborada por el Gobierno de Canarias, a través de la Ley de Ordenación de la Actividad Comercial en Canarias, conocida como Ley de Comercio, que impide la creación de nuevas grandes superficies comerciales en el Archipiélago.

Mediante esta ley, aprobada a iniciativa de los socialistas, se suspende la concesión de licencias para superficies comerciales de más de 2.500 metros cuadrados. Una ley que al parecer puede cambiar a partir del año que viene pero que hasta ahora ha impedido la instalación en Lanzarote de grandes superficies (recuérdese la negativa del Gobierno canario a la puesta en funcionamiento en la Isla de un establecimiento de descuento duro de la cadena alemana Lidl).

Parece obvio que necesitamos esas grandes superficies que den lugar a la competencia tan necesaria en el mercado de la alimentación en Lanzarote, pero independientemente de los centros comerciales a nombre de los mismos empresarios de siempre que supongan un encarecimiento de los productos tras el pago del correspondiente canon. Muchos empresarios insisten en que la instalación de grandes superficies no se va a notar en los precios y yo, al igual que muchos lanzaroteños, creo que si, tan sólo tenemos que salir de aquí y hacer la compra no digo ya en la Península, sino en Las Palmas o Tenerife, por cierto las cestas más baratas de Canarias.

“Estamos preparando, viendo cómo, buscando la manera...”. Son las respuestas del Cabildo a este problema que arruina a los lanzaroteños cada día más. Y los proyectos son muchos, pero todos se “están viendo, preparando...”. “El fomento de los agricultores; el empujón definitivo para el establecimiento del Punto de Inspección Fronteriza (PIF); el mercado de abastos; los mercados y mercadillos de los pueblos”, pero nada concreto, al igual que tampoco fue nada concreto el famoso estudio de la carestía de la cesta de la compra en la Isla.

Lanzarote lleva demasiado tiempo esperando por la llegada de las grandes cadenas internacionales con las que intentar paliar de alguna manera unos precios que no están acordes con la situación económica que vive en la actualidad la Isla, una situación crítica que hace que ya hayan aparecido los primeros síntomas de que la cosa no va bien con ese llamamiento hecho por el párroco de Yaiza o esos cheques compra que reparte a diario el Ayuntamiento de Tías. Necesitamos soluciones ya a la cesta de la compra, las que sean, pero soluciones que nos permitan vivir en esta Isla con lo que ganamos la mayoría de los lanzaroteños y que no es precisamente el sueldo que reciben los políticos. Pongámonos a trabajar, pues, en esa solución pero de manera inmediata porque la situación es ya insostenible. ¡Basta ya de abusos! No podemos permitirlo más.

¡Basta ya de abusos!
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