viernes. 29.03.2024

Por J. Lavín Alonso

Años atrás, no muchos, cayó en mis manos un librito cuyo título me atrajo inmediatamente: “Genocidio Canario”, de un periodista grancanario que firma como Paco Díaz. Puede que este título resulte un tanto tremendista, pues es obvio que lo del genocidio es solo en sentido figurado, afortunadamente. Sin atreverme a enmendar la plana a nadie, yo hubiese utilizado otro sustantivo; expolio, a mi modo de ver las cosas, más acorde con la realidad. En todo caso, me vale el original, y que el amigo Díaz me disculpe.

En las páginas de este libro leí cosas de las que ya tenía referencias y que siguen siendo de rabiosa actualidad. Cosas que la escasa combatividad de nuestros políticos les ha inducido a mantener ocultas - vano empeño ya que todo acaba sabiéndose- o bien a desacreditarlas, ya que así placía y place a sus señores de acá y de allá.

Sostiene el autor, entre otras cosas, que la población laboral autóctona se siente acorralada cada vez más por la mano de obra forastera e incluso foránea. Resulta patético, según él, que los políticos centralistas y sus epígonos locales protesten e intenten ridiculizar, en los medios informativos que controlan, las justas aspiraciones de los trabajadores canarios marginados.

Resulta ser, y esto no es nada nuevo, que la Comunidad Canaria es la que más desempleados tiene y, paradójicamente, la que más ha visto crecer su economía y su PIB en los últimos años. Y un factor determinante en este fenómeno es la mano de obra disponible en la comunidad.

Existe una invasión incontrolada de mano de obra “fuereña” que podría ser dividida en tres categorías: Trabajadores no cualificados que son traídos en condiciones de máxima explotación y sin seguridad social, cuando no aprovechando miserablemente la inmigración africana Estos integran la mano de obra barata de la construcción, principalmente turística y hotelera. Otro grupo es el de los “enchufados” de la Administración del Estado y/o empresas que dependen de Madrid y otras capitales peninsulares. Mientras tanto, nuestros trabajadores locales a engrosar el paro... o a cosas peores.

El tercer grupo, “last but not least”, es el de extranjeros, comunitarios y no comunitarios. La mayoría de estos sujetos no tienen siquiera cualificación alguna, solo el idioma, y vayan Vds. a saber a que nivel, ya que muchos utilizan formas dialectales dado su escaso u nulo nivel académico. Ello no obsta para que ocupen puestos de trabajo y los nuestros, a verlas venir. En los foráneos también hay que incluir la variante más indeseable de todas: elementos del “lumpen” internacional a go-go. Trileros rumanos y argelinos, amen de los locales, narcocamellos, delincuentes comunes, vendedores africanos, mafiosos chinos y rusos, sudamericanos, etc. Basta dar una vuelta por algunos de los centros turísticos archipielágicos para verlos actuar en su salsa. Y menudas cartas de recomendación deben traer estos pájaros; no hay forma de echarlos, oiga...

Una posible forma de poner coto a este desmán la cifraba el autor de “Genocidio Canario” en la promulgación de una Ley de Residencia, que nos protegiese de las pezuñas de tanto indeseable, de los clanes y de las mafias que campan por sus respetos sin control de nadie. No obstante, la sola mención de esta posibilidad hace que los políticos empiecen a actual como si les faltase el aire de repente. Se ponen histéricos, oiga usted

Países con más enjundia política que el nuestro un rato largo protegen sus territorios y salvaguardan sus privilegios a machamartillo. Verbigracia: Inglaterra con Gibraltar y las islas del Canal. Estados Unidos con las Hawai y Puerto Rico. Luxemburgo con su status bancario, y la propia Groenlandia, que miren que es grande, que obligo a Dinamarca a sacarla de la UE ante el expolio a que se veía sometido su banco pesquero. O eso o la independencia. Fue eso.

Y nuestros intereses, ¿QUIEN LOS PROTEGE?. ¡Ah!. Esta es la pregunta del millón. A ver si alguien se anima y la contesta, que nómina no falta, no. Otra cosa es que sea la idónea, que ese es otro cantar.

¡Ay de ti, Canarias...!
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