sábado. 20.04.2024

El presidente cuasi vitalicio del Cabildo Insular de El Hierro, Tomás Padrón, no es un tonto. Pero tampoco es un intelectual, puestos a contar verdades. Así y todo, cuando me comentaban esta semana en la radio lo que dicen que había dicho Padrón sobre la petición de que El Hierro fuera o fuese nombrado como Estado Libre Asociado a una futura o futurible Canarias independiente, soberana del yo-mi-me-conmigo y olé, me apunté a concederle a don Tomás el beneficio de la duda y quise pensar que en realidad lo decía en broma, con esa socarronería insular que no siempre entiende todo el mundo por aquí abajo. Luego, por más que he leído y releído esas declaraciones en medios distintos y distantes, no veo que nadie haya hecho hincapié en esa posibilidad de una humorada del herreño presidente cabildicio. Al parecer, lo decía muy convencido. Tanto peor. Pero tanto me da que me da lo mismo: no suelo prestar mayor atención a la gente que sé de antemano que no sabe lo que dice. Y don Tomás no es el único acostumbrado a hablar a tontas y a locas, como es triste fama.

Baste que alguien hable de soberanía o independencia para que otro alguien, al momento, saque a pasear el manoseadísimo “derecho de autodeterminación” y dos huevos duros. Aprovechando que tenía un micrófono delante, dejé caer también en la radio no más que una evidencia: la trampa semántica que esconde esa expresión que la moda necionalista ha envenenado, llenándola del aire viciado de la mentira. Y mentira me parece, además, que tenga que ser un abstencionista convicto y confeso como el que esto firma el que haya de verse en la obligación de recordar que Canarias se “autodetermina” cada vez que vota... y que en ninguna de las elecciones celebradas en el Archipiélago en los últimos lustros han rascado bola -ni siquiera bola canaria- los adalides de la trucada -y truncada- “autodeterminación”. Más claro, ni el agua clara.

El mismo jueves que comentábamos todo esto en la radio, el periodista y veterano corresponsal de guerra Alfonso Rojo firmaba en ABC una columna titulada “Las palabras matan”. En su artículo recuerda que el ejemplo más sanguinolento de algunas de esas palabras que matan es la “Autodeterminación. Ha sido ese derecho, tan aplaudido por la progresía, el que ha tapizado los Balcanes de fosas comunes y la excusa tras la que se han parapetado los grandes matarifes de la Historia, para perpetuar sus peores fechorías. Nadie repara en ello, pero conviene recordar que el argumento con el que Hitler justificó el desmembramiento de la antigua Checoslovaquia, en vísperas de la II Guerra Mundial, fue el sacrosanto derecho a la autodeterminación de los tres millones de alemanes que habitaban los Sudetes. A los energúmenos que enarbolan ese principio -sea en el País Vasco, Cataluña o Rusia- hay que restregarles por la cara que el ejercicio de autodeterminación suele venir cargado de dinamita. Y antes de dar un paso deberían definir quién es el sujeto de ese aparentemente inalienable derecho: ¿Una raza? ¿Un territorio? ¿Una comunidad? La imposibilidad de dar una respuesta coherente a una pregunta tan simple, provocó el rosario de carnicerías que salpicaron la antigua Yugoslavia”.

Es palabra de un periodista que “se gozó” en primera línea de fuego la mencionada carnicería que tuvo lugar hace apenas unos años en pleno corazón de la “civilizada” Europa.

Yo quiero seguir creyendo que esta penúltima ocurrencia de don Tomás es sólo otra más de sus típicas “padro-nadas”. Otros lo, menos benevolentes en el juicio, las llamarían simplonadas. Si la cosa fue dicha en plan coñón, pues se le ríe la gracia un ratito al político como se la reímos al chinijo que ha dicho algo llamativo para la edad que tiene... y luego le damos el coscorrón si vemos que el niño se empieza a enralar demasiado, espoleado por el hecho de haber caído simpático en la primera arrancada. Pero si lo dijo en serio, queda claro -una vez más- que precisamente lo menos serio que tenemos en Canarias es la clase política que padecemos. AHÍ (Agrupación Herreña Independiente) te quiero ver... ([email protected]).

Autodeterminación
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