jueves. 28.03.2024

Por Andrés Chaves

1.- En el ideario no escrito de la prensa más radical de la isla de enfrente -"La Provincia"- se encuentra desde hace muchos años, como obligación principal, el rompimiento de la sociedad de Tenerife y más concretamente de su clase media, motor de la economía de Canarias Occidental. No son baladíes los ataques que sufren editores, políticos y empresarios de Tenerife por parte de aquel periódico, que se nutre de capital catalán y de pensamiento canarión, una extraña mezcla de dinero y de sentimientos, al servicio de intereses localistas y a veces estrafalarios. El infantil director de la publicación -Tristán Pimienta -, no es otra cosa que un pobre cancerbero a las órdenes del ideólogo del grupo en su versión canaria: Guillermo García-Alcalde , el melifluo director general venido a más, músico aficionado y esperpéntico comunicador amarillo, prestado por la Península hace ya bastantes años.

2.- "La Provincia" alimenta cualquier pleito, ya sea judicial, deportivo o intelectual de una manera burda, pero continua. Su víctima es la sociedad tinerfeña en los diferentes estadios que la integran. La influencia en la sociedad de Las Palmas del periódico creado para dividir Canarias es indudable. En tantas ocasiones se ha convertido en un oráculo e, incluso, se ha atrevido a meter un submarino en la provincia tinerfeña -"La Opinión de Tenerife"- (¿), incapaz de vender más de 1.000 ejemplares en kioscos. Este periódico reúne en su elenco primoroso a todos aquellos que han tenido roces con EL DÍA, en un intento por derribar lo que es la columna de Hércules de la prensa regional. Como el intento parece demencial, sustituyen el pulso que continuamente pierden con insultos e improperios que lo que hacen es reforzar la posición de este diario ante la sociedad que representa.

3.- Esta retranca localista y absurda no podría prosperar en un país unido territorialmente. Pero Canarias, por desgracia, es una región desgajada en islas, alguna de las cuales no tiene que ver para nada con la otra. La estructura social tinerfeña, históricamente cimentada en torno a una clase media de acendrado patriotismo, está siendo atacada desde el flanco canarión, aprovechando los sitiadores cualquier circunstancia que pueda dar pábulo a una sospecha. Así se celebran sin pudor juicios paralelos en esos periódicos, vulnerando cualquier respeto a la dignidad personal de los perjudicados y transgrediendo las leyes que protegen los derechos de las personas. ¿Qué vamos a esperar de gente así?

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Ataques a Tenerife
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