jueves. 28.03.2024

Fotos:Jose Curbelo

Arrecife se rindió en la tarde-noche de este lunes ante don Carnal. El coso carnavalero, ubicado en la Vía Medular, se convirtió en un hervidero de mascaritas, carrozas, murgas, comparsas, batucadas y espontáneos ansiosos por disfrutar de la que ya es considerada la fiesta por antonomasia de Canarias, la fiesta de fiestas, y Arrecife no podía ser menos. Los participantes, vecinos de la capital y visitantes de todas partes de Lanzarote, se entregaron durante una noche al divertimento y la enajenación.

Por el transcurso de unas horas, la capital de la Isla se transformó en un escenario lúdico donde vecinos y visitantes se echaron a la calle para disfrutar a tope del Carnaval y llenar sus calles del espíritu colectivo de la diversión y la imaginación de sus disfraces.

Por otro lado, los niños, con sus sonrisas y la felicidad que irradiaban, le ponían, sin ellos saberlo, cara a la belleza. Entre estos pequeños disfrazados con cara de ilusión se encontraba Juan Francisco Duarte, de 8 años de edad, y que lucía un disfraz de ratoncito. El pequeño comentó a este medio que le gustaban estas fiestas porque “puedo bailar, es divertido y hay mucha música, y sin música no hay Carnaval”.

La parranda marinera Los Buches abría paso al resto de formaciones carnavaleras. Juan Quintana, miembro de la emblemática formación, aseguró a Crónicas que se sentía orgulloso de pertenecer a “algo grande porque es de las formaciones carnavaleras con más tradición”. Por su parte, Maruja Sardiña, perteneciente al Aula de la Tercera Edad, aclaró que a su juicio las fiestas están ahora mejor que antes y que “me gusta todo, hasta los Drag Queen”.

Tres dispositivos pertenecientes a la Policía Nacional, 50 miembros de Protección Civil, una ambulancia y bomberos velaron por la seguridad de las alrededor de las miles de personas (9.000 según el Consistorio), 30 carrozas, 5 comparsas, 12 murgas y 4 batucadas del coso capitalino. El coordinador de Festejos del Ayuntamiento de Arrecife, Tirso Blancas, así lo constató.

Entre carroza y carroza, una gran cantidad de espontáneos disfrazados de astronautas, médicos, viejitos, mariposas, jugadores de jockey, mejicanos, hadas, bailarinas, insectos y hasta Franco, por poner unos pocos ejemplos. Juan Medina dio vida al inolvidable Charlot. Este grancanario lleva 22 años asistiendo a los carnavales de Lanzarote, de los cuales asegura que “la avenida es buena” y que “cada vez están mejor”.

Chalo Álvarez se vistió de Gandhi. Lleva 10 años dando vida a este personaje porque asegura que un corte de pelo dio pie a que se adivinara su gran parecido. “Cada vez me gusta más este Carnaval, pero mejor que los actos oficiales es el de la calle”, aseguró.

El día acompañaba. Aunque amaneció algo nublado, pronto se adivinó una tarde espléndida, para algunos hacía hasta calor. La concejal de Festejos, Encarna Páez, que iba sin disfrazar, aclaró que de esta manera se sobrelleva mejor el trote y explicó aliviada que el día acompañaba. El consejero de Pesca del Cabildo, Marcos Páez, algo agripado, charlaba con los miembros de Los Buches mientras explicó que no se disfrazada porque “no quería coger frío”. Así y todo soportó estoicamente para no perderse detalle del coso.

La gran expectación vino de la mano de las grandes damas de la noche, la Reina Infantil, la Reina de la Tercera Edad, la Reina del Carnaval 2007 y la reinona o Reina Drag Queen. Estas dos últimas aparecieron sobre una carroza casi al final, una dándole la espalda a la otra. La Reina del Carnaval, como una Cleopatra del siglo XXI, saludaba desde su trono derrochando colorido salidas de un sinfín de hermosas plumas de colores vivos y lentejuelas. Tras ella, la reina de las reinas, la reinona, casi desnuda desafiaba el frío sobre unas interminables plataformas negras y saludaba orgullosa pues se sabía observada. Todos los allí presentes, un público variopinto entre capitalinos, venidos de otros municipios y turistas, la gran mayoría sin disfrazar, esperaron las casi tres horas que duró el evento para admirarlas.

Escoltándolas la batucada Villa Pipol, con sus estruondosos tambores. Luego comenzó la gran marcha, la fiesta se trasladó al centro de la ciudad. El Almacén fue el centro neurálgico del mogollón, aunque el Parque Ramírez Cerdá y La Pescadería no se quedaron rezagados en lo que a afluencia de público se refiere. El Ayuntamiento se decantó este año por un decorador que trabajó por primera vez para un consistorio, se trata de César Corujo, quien con anterioridad se dedicó a construir otro tipo de escenarios carnavaleros y a servir de monitor, como explicó anoche a Crónicas.

El decorado es una alegoría de “El Libro de la Selva”, temática elegida este año para inspirar el Carnaval de Arrecife, y se puede observar un paisaje de serpientes, montañas, plátanos, frutas y palmeras. La encargada de “dar el brochazo” fue Elisa Betancort. Los chiringuitos comenzaron también anoche sus preparativos de apertura para poder comenzar a hacer negocio esta misma noche. Corujo también decorará La Pescadería. Otro dato a destacar es que este año los pincha discos compitieron con las verbenas por hacer disfrutar al pueblo lanzaroteño.

Arrecife se rinde ante Don Carnal
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