viernes. 29.03.2024

Casi de forma permanente, la capital de la isla está en el centro del debate, por cuestiones de todo tipo, normalmente por trifulcas políticas, proyectos inacabados, planes urbanísticos nunca concluidos o por problemas con la justicia que han sacudido a su primera institución, esto es, a su ayuntamiento. Con más fuerza todavía, Arrecife ha estado en primera página informativa a raíz del caso de la avenida, llamado a ser la pieza política y social más controvertida del año.

En estas breves líneas, la pretensión será referirme a este asunto, la avenida, desde un plano turístico, además de subrayar la importancia que nuestra capital supone para la concepción global de Lanzarote como destino turístico. Esta globalidad no se entiende sin Arrecife, sin su principal centro poblacional, comercial y económico, con sus luces y sombras, con sus contradicciones y con sus graves problemas estructurales.

Desde el imaginario del turista, la capital del destino donde se encuentra de vacaciones, reúne elementos suficientes como para justificar una visita, o de llenar de contenido un día con climatología adversa. Esto es así, pese a que en ninguna guía turística o en ningún portal web, la visita a la capital sea una de las opciones más recomendadas.

Todos sabemos el elenco de atractivos turísticos que preferentemente se visitan en Lanzarote y que conforman nuestros principales argumentos promocionales.

No obstante, un porcentaje de los 2,5 millones de turistas que visitan Lanzarote al año terminan recalando en la capital, y no los llamaremos intrépidos, sino todo lo contrario.

Pese a que la suerte le ha sido esquiva, no existiendo en la memoria reciente un proyecto de ciudad ni una planificación urbanística consensuada y menos aprobada, lo que ha provocado una creciente desafección ciudadana con el abandono de múltiples inmuebles y locales, Arrecife goza de un encanto natural indiscutible, encabezada por una imponente bahía y todo el conjunto alrededor del Charco de San Ginés. En sí mismo, lo descrito supone mimbres para tejer un buen proyecto turístico, desplegando otra serie de actuaciones de diferente índole, como mobiliario urbano, señalética, aparcamientos o una necesaria facilidad para la movilidad por esa privilegiada primera línea de la ciudad.

Creo que se debería considerar esa movilidad como un mecanismo de promoción de toda esa zona, con el flujo rodado en un sentido natural sur-norte, que permitiera activar la ciudad, estableciendo un corredor de gran valor turístico, desde la Playa del Reducto hasta el Castillo de San José, conformando una vigorosa ruta de muchos atractivos que no dejarían a Arrecife fuera de la línea positiva que el resto de la isla transmite a nuestros visitantes. Una medida contraria, entiendo que podría ahogar nuestro litoral, generando barreras innecesarias a la generación de actividad turística, sin entender que lo planteado pudiera contravenir un uso y disfrute de todo ese espacio ni ir en contra de la extendida, y acertada, filosofía de reducir el tráfico en los núcleos urbanos. Creo que la aplicación de estos protocolos puede plantearse de un modo gradual, sujeto en todo momento a un análisis pormenorizado de otros planes alternativos que no empobrezcan la experiencia turística de la visita a nuestra capital. En estos momentos, callejear a pie o en vehículo por el corazón de Arrecife puede convertirse en una aventura desasosegadora, hemos de admitir con resignación.

Especialmente preocupante e incompatible con un porvenir turístico para Arrecife es el grado de abandono que sufre un gran número de arterias de la ciudad. Con frecuencia me cuestiono cómo tenemos la pretensión de que nuestros turistas se enamoren de la ciudad si no damos ejemplo. Resulta desalentador cómo dejamos que crezcan focos de drogadicción, proliferación de roedores, riesgo de incendio… Pocas cosas cobran mayor peligro en una ciudad que la pérdida de su ecosistema; debemos de recuperarlo cuanto antes como primer golpe de timón hacia el aprovechamiento de esta gran oportunidad que tiene Arrecife.

No en vano, un rápido repaso a recientes páginas de actualidad deben llenarnos de optimismo, como la ilusionante reapertura del Centro Insular de Cultura El Almacén, que puede convertirse en el epicentro de una revitalización de esa zona, o como el pujante y de nuevo exitoso cierre del Festival Arrecife en Vivo, que puso de manifiesto la capacidad y el talento público y privado para poner a nuestra capital bajo el mejor foco turístico y social de la isla.

Arrecife ante su oportunidad turística
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