viernes. 19.04.2024

Por Cándido Marquesán Millán

Se ha convertido en noticia nacional durante los últimos días el secuestro del “Alakrana”, que no llevaba bandera española, en el que 36 pescadores -la mitad no eran de nacionalidad española: 8 de Indonesia, 2 de Malasia, 3 de Senegal, 4 de Ghana, 2 de Costa de Marfil y uno de Seychelles- han estado cautivos de una cuadrilla de piratas somalíes. De entrada, en un aviso a navegantes, los culpables de este acontecimiento tan penoso y lamentable, que ha tenido en vilo a las familias, han sido los secuestradores. Insisto, han sido ellos los que han provocado el secuestro. Tampoco debería olvidarse que el patrón-armador-capitán hizo caso omiso de las recomendaciones de no sobrepasar la zona de seguridad para pescar, y por su cuenta y riesgo navegó por una zona peligrosísima donde los piratas campan a sus anchas. De ninguna de las dos circunstancias, parece que deba culparse al Gobierno. Por cierto, Según el Centro de Información sobre la Piratería, órgano dependiente de la Oficina Marítima Internacional (OMI), hubo 306 ataques de piratas en los 9 primeros meses de 2009, de los que 168 fueron cometidos por piratas somalíes. En la actualidad, permanecen secuestrados en aguas del Índico barcos de Alemania, Singapur, China, Islas Vírgenes, dos de Tailandia y de Panamá, tres de Grecia y un yate británico.Y también que algunos secuestros han sobrepasado con creces los 47 días del de Alakrana: el Win Far 161 de Taiwán alcanzó 226 días; el del Ariana de Malta/Reino Unido de 200 días; el de Charelle de Antigua y Barbuda con 150. Conviene recordarlo, porque durante estos días, por los comentarios vertidos desde determinados medios de comunicación (El Mundo, ABC, la COPE, La Razón, Intereconomía…) cabe pensar que para vender más ejemplares y de paso darle caña al moro (Zapatero) hasta que rece el padrenuestro, como también desde determinados partidos políticos, siempre dispuestos a aprovechar cualquier circunstancia para sacar réditos políticos, se ha sembrado la idea, que ha ido calando paulatinamente en amplios sectores de la ciudadanía, de que los auténticos culpables no radicaban en el Cuerno de África, sino en el inquilino del Palacio de la Moncloa. ¡Qué de cosas hemos tenido que leer y escuchar en estos días al respecto¡ Se ha llegado a plantear la pregunta siguiente: ¿Es el Alakrana el Prestige de este Gobierno? Insisto, ya que algunos son duros de mollera, nada de lo ocurrido en estos días hubiera sido posible, sin la intervención de esos piratas somalíes del siglo XXI. Y probablemente tampoco, si el patrón hubiera respetado la zona de seguridad. También deberían hacer una profunda reflexión algunos medios de comunicación, sobre si han estado haciendo el juego y facilitando el trabajo a los secuestradores, al emitir en directo las entrevistas llenas de dramatismo de algunos de los secuestrados.

Dicho todo lo anterior, ante el hecho incuestionable del secuestro, cabían exclusivamente 2 opciones, sin ser excluyentes. Una de ellas, sería la del abordaje al pesquero manu militari, lo que hubiera sido de unas consecuencias imprevisibles, entre las cuales no era descartable la muy posible muerte de algunos de los secuestrados. No quiero ni pensar en los titulares, ni en los artículos de opinión que hubieran aparecido en los anteriormente mencionados medios de comunicación y en las críticas inmisericordes desde determinados partidos políticos. Hubieran sido como para ponerse a temblar. La otra, la adoptada, la que parece lógica, si de lo que se trataba era de salvar la vida de los secuestrados, ha sido la de la negociación y la de pagar el rescate. Por cierto, algunos periodistas y políticos, ante el inesperado desenlace, que con sus palabras trataban de mostrar su “profunda” alegría, al observar con quietud sus gestos, de ellos no se desprendía el mismo estado de ánimo. Estos medios de comunicación, tras afirmar escuetamente la alegría de la liberación, se han lanzado a degüello, con comentarios de la siguiente guisa: España ha dado una imagen lamentable como Estado, el Gobierno ha desacreditado a nuestras Fuerzas Armadas, enviadas teóricamente a prevenir y combatir actos de piratería, no a ser títeres de una política improvisada y ocurrente…. Una peor gestión es difícil de imaginar: falta de medidas preventivas, caos en el gabinete de crisis, disensiones en el Gobierno, mala comunicación con las familias de los tripulantes, errores en decisiones cruciales como traer a los dos secuestradores detenidos, ausencia inexplicada e inexplicable del presidente e incapacidad para formular planes alternativos tanto en el aspecto diplomático como en el militar…

Desde el Partido Popular han salido en tromba-cualquier ocasión es buena si de lo que se trata es de desgastar al Gobierno- han pedido la reprobación de: la vicepresidenta De la Vega -por despreciar su responsabilidad y la descoordinación del gabinete de crisis que dirigía-, el titular de Justicia, Francisco Caamaño -por el «insólito espectáculo de enfrentamiento con la Audiencia Nacional»- y la de Defensa, Carmen Chacón -por su tardanza en abordar la crisis y por trasladar en un principio la responsabilidad del asunto al patrón del barco-. Y hasta del conserje de la Moncloa.

Tengo la impresión de que las críticas estaban ya preparadas, lo único que cambiaría sería el guión, de acuerdo con el desenlace producido. No me parece juego limpio, el jugar con cartas marcadas.

Dicho lo cual, desde el Gobierno deben darse todo tipo de explicaciones que no pongan en peligro a futuras embarcaciones que transiten por el Océano Índico, en sede parlamentaria, de su actuación en este secuestro, ya que hay muchos puntos todavía por aclarar. Es su obligación, ya que estamos en un sistema democrático.

Algunas reflexiones sobre el secuestro del Alakrana
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