jueves. 25.04.2024

Por J. Lavín Alonso

Algo no debe funcionar como es debido en los cenáculos generadores de la controvertida “Ley de la Memoria Histórica”, es decir, en la sede monclovita, que lo es a su vez - y por el momento - de su principal propulsor, el señor Z. Y que conste que utilizo una denominación salida, como es público y notorio, no de la jocundia popular, sino del brillante caletre de uno de los mas conspicuos epígonos del tan alfabéticamente nominado. Algo que, bien mirado, se me antoja de una simpleza demoledora.

Algo no debe ajustarse plenamente a los criterios políticos en el seno de este partido, que se supone deberían ser homogéneos entre los miembros de las altas esferas socialistas y sus consejeros áulicos, por aquello de la congruencia y la seriedad, cuando figuras del fuste y del prestigio político en las filas del partido de los cien años - y un día - de honradez, cuales son el ex presidente del gobierno, Felipe González y el actual alcalde de Las Palmas, y también ex ministro, Jerónimo Saavedra, discrepan por lo derecho y abiertamente de dicha ley. Tal parece que no hay quórum en las alturas.

En recientes declaraciones a Cuatro, con motivo del 25 aniversario de su primer triunfo electoral, Felipe González manifestó que consideraba difícil que la recuperación de la memoria histórica pueda llevarse a cabo mediante una ley que solo define “derechos y obligaciones de los ciudadanos”. También reconoció que hay un “desequilibrio en el análisis del tema; aprovechando la ocasión para manifestar su desacuerdo con la descentralización de gobierno que lleva a cabo el Zapatero, cuestión esta que, a su entender, no puede ser sometida a regulación. Por su parte, Jerónimo Saavedra, desmarcándose un tanto de las consignas partidistas y mostrando independencia de criterio, manifestó que creía innecesaria la ley en cuestión, así como que “la experiencia aconsejaba no hurgar en el pasado...”. Estos comentarios resultan difícilmente malinterpretables. Son claros, contundentes y precisos, y sus autores fuera de toda sospecha de desviacionismo político. Y lo que es más curioso: ante ellos, ninguno de los involucrados en el proyecto ha dicho ni oste ni moste.

A pesar de que pretendan mantenerlo en un estado difuso o traten de ocultarlo tras un biombo de ambigüedades y negativas, dentro del partido socialista hay bastantes mas discrepantes de la política de Zeta de lo que éste y sus inmediatos corifeos están dispuesto a admitir. La historia de la II República y su trágico desenlace, amen de la dictadura posterior, no es algo que permanezca en el olvido o el desconocimiento, como así lo demuestran los mas de veinte mil libros publicados sobre ella, aparte de los miles de ponencias, tesis, artículos y trabajosa de investigación publicados sobre aquel periodo histórico y su inmediata posterioridad. Tal vez por esto resulten algo patéticos los esfuerzos de quienes pretenden catequizar a una opinión pública - o a buena parte de ella - cada vez más informada y con mas elementos de juicio.

Del DRAE - Demagogia: Degeneración de la Democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder.

Algo no concuerda...
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