sábado. 20.04.2024

Por Ramón Pérez Hernández

[«Cuanto mayor es el poder tanto más peligroso es el abuso». “Burke, Speech, 1771”]

El Sistema Electoral Canario (30 Diputados Islas capitalinas, 30 Islas periféricas), es el fruto de la reflexiva actuación de las fuerzas políticas canarias hace 30 años, en el célebre pacto de las Cañadas [Acek Galván, Rafael Stinga, etc.]. Ha andado, aunque la realidad fijada, en Lanzarote la criticamos con razón, por la sátira de la deuda Presupuestaria; las injustas partidas innominadas del Presupuesto de todos, para derretir donde convenga... a los amigos. La picaresca con las dificultades sanitarias; la atentatoria inactividad con el muelle de cruceros; con la “desagrupación” urgente de la Autoridad Portuaria de Arrecife, de la de Las Palmas ; el PIF; los Transportes...

Si se desea cambiar el Sistema, es ineludible invitar a la sociedad a un diálogo abierto. No comparto las formas del “PP”, “NUEVA CANARIAS”, “CC” y “PSC” para variarlo sobre la marcha, sin contrastar argumentos auténticos; la intención, al parecer, es centralizar el poderío en las mas habitadas, no las más territoriales [3.855 km2 islas “menores”, 3.514 km2 islas “capitalinas”]. Mientras no se abra el diálogo general y los Partidos no incluyan en sus Programas el propósito de modificar el vigente Sistema Electoral, los 8 Parlamentarios de Lanzarote no solo no deben, sino que, creíblemente, no pueden votar a favor de su alteración restrictiva para la Isla que representan y, menos basados en la ficción de la obediencia debida, ya que podrían incurrir en fraude moral. Opino que el voto recibido de los votantes en la vigente confrontación electoral, fue otorgado con razón (verdad, justicia), evidentemente, para preservar la legalidad coincidente en el tiempo. Es posible que si nuestros parlamentarios asumieran con rectitud el voto que admitieron en base al régimen electoral canario vigente, sin obcecarse con la metáfora de la sumisión obligada, nuestro fragmentado territorio podría seguir rigiéndose asociadamente... igual que la Unión Europea, a través del Consejo de Ministros, en el que, el voto de un alemán vale 7.995.000 habitantes y, el de un luxemburgués 195.000; es decir, un ¡4.000%! menos. En estas Islas se rompen las vestiduras, sin tener en cuenta que el voto de un gran canario vale 46.997 habitantes, y el de un herreño 2.715, es decir, solo el 1.631% menos. En el Parlamento Canario, la mayoría es el 51,67% de los 60 Diputados, o sea 31 votos. En el Consejo de Ministros de la Unión Europea es más restringida, el 70%, es decir, 54 votos de los 76 Ministros que lo compone. Sumando los votos de los 6 Estados más poblados (306 millones): Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, 10 votos cada uno; España 8 votos y Holanda 5 votos: total 53 votos, no alcanzan los 54 (redondeo al alza) a que asciende el 70 por ciento necesario para obtener la mayoría. Los 6 Estados menos habitados (41 millones): Bélgica, Grecia y Portugal 5 votos cada uno; Dinamarca e Irlanda 3 votos cada uno y 2 Luxemburgo: suman 23 votos, los suficientes para formar la "minoría de bloqueo" que imposibilitaría las viables arbitrariedades de los Estados grandullones contra los derechos de los 6 Estados chinijos.

Recordar... que en tiempo de los señoríos, los conejeros y majoreros, tuvimos que soportar la brutal coacción de las Islas realengas (Gran Canaria, Tenerife, La Palma) al imponernos la obligación de ser sus proveedores de cereales (trigo, cebada, centeno...), intimándonos a trabajar la tierra como esclavos para conseguir exigua renta, cultivando incluso las calderas de las montañas y soportando esfuerzos tiranos, siglo, tras siglo. Los caudillos de las realengas desvaloraban nuestras cosechas a precios de miseria, imputándonos además, inicuamente, el canon de contribución rústica más gravoso de canarias y, para más escarnio, nos vedaron por ley durante siglos exportar nuestros cereales a otros países, imponiéndonos déspotamente un opresor monopolio...

¿ Al piso la triple paridad ?
Comentarios