sábado. 20.04.2024

Por Juan J. Betancort

Desde hace días estoy intentando plasmar por escrito mi apoyo al empresario Juan Francisco Rosa. Un hombre que, según mi parecer, ha hecho mucho por esta isla y aún más por el deporte en Lanzarote, que es mi campo y del que vivo. Este trabajador incansable, que ha sabido gestionar y dirigir su trayectoria profesional dando sostén a muchísimos conejeros que hoy por hoy disfrutan de una vida sin necesidades, es un fiel seguidor de uno de los deportes autóctonos con más seguidores: la luchada.

Sin empresarios como Rosa, este singular deporte tan canario y tan nuestro como lo pueda ser el gofio o la batata, habría muerto en esta isla, como también han muerto otros deportes que quedaron ya en el olvido como: el palo canario, lanzamiento y levantamiento de piedras, salto de vara, arrastre de ganado y levantamiento de arado. Deportes insulares que se fomentan y cultivan, gracias a Dios, en las islas más occidentales y que han desaparecido en Lanzarote. Como profesional que soy de la luchada, siento verdadero orgullo por lo que transmitimos a tantas y tantas generaciones de mayores y jóvenes; por apostar por el cuidado de lo nuestro y por hacer que el pueblo isleño quiera, como lo quiero yo, y disfrute con este arte de la luchada.

Hombres como Rosa apoyan no sólo a la Lucha Canaria sino a la Vela, al Fútbol insular (de todos es conocido su apuesta constante por el Orientación Marítima) o la Bola (otro deporte^ muy nuestro), y a un largo etcétera.

Estoy convencido de que todo lo que él cuida lo hace con el corazón y no estoy de acuerdo con el atropello al que se le está sometiendo porque, me da la sensación de que es una cacería, con zorros y perros, con cazadores despiadados que incitan a sus sabuesos a devorar y destrozar, en este caso la imagen de un buen hombre.

Y me pregunto: ¿Es la envidia lo que mueve todo esto? ¿Hay detrás intereses ocultos en la destrucción de este gran empresario? ¿Quién puede estar intentando convertir la figura de Juan Francisco Rosa en lucifer?

Todo cuanto se diga o se escriba no hará cambiar mi opinión, el sentir de este hombre sencillo y trabajador, de un hombre que adora su oficio y que sobre todo lucha como un canario, como lo hace Juan Francisco Rosa.

Al mejor y más fiel sponsor del deporte insular
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