sábado. 20.04.2024

Cuando salí de vacaciones, se sucedían las protestas y alguna manifestación contra el pomposamente denominado Plan de Viabilidad de Inalsa, el penúltimo atraco a mano armada que los políticos que algunos siguen votando cometen contra la propia población que los mantiene a cuerpo de rey, incluso en tiempos de crisis. Regreso a la columna en este angosto agosto económico que no afectará a los sangineles y los voladores (fuegos de artificio, pan y circo), e Inalsa, como el dinosaurio del más famoso cuento corto de Monterroso (padescanse), sigue ahí. El monstruo que se retroalimenta de sus propias heces (campañas electorales, vitalicios enchufes de oro y otras inmundicias profundamente antidemocráticas) amenaza con acabar devorándose a sí mismo. Dale tiempito al tiempo.

Decía el maestro Umbral (padescanse) que, a veces, lo mejor del periódico está en la carta de un lector. El pasado viernes se publicaba en El País, bajo el título “Agua para Lanzarote” la carta al dilecto director de un lector de Madrid que firma como Mario L. Sellés. No tiene desperdicio, a fe mía:

“La Empresa de Aguas de Lanzarote está al borde de la quiebra. En 1964 fue creada para sacar agua potable del mar. Desde entonces, la desalinización del agua marina ha suministrado a Lanzarote el elemento imprescindible para proveerse de una infraestructura básica con la que subirse al carro de la sociedad del bienestar. ¿Cómo es posible que hoy, en 2008, se haya llevado a la quiebra a esta sociedad que es imprescindible en esta isla donde no existe agua potable? ¿Qué persona física o jurídica está dispuesta a llevar a Lanzarote a una situación semejante a la que en la actualidad sólo padecen los pueblos más pobres del Tercer Mundo? Hay quien habla de sobresueldos de ejecutivos. Hay quien pide la intervención de la Fiscalía Anticorrupción. Hay quien propone el nombramiento de un administrador público capaz de reflotar la empresa. Sobre todo, hay un grupo de importantes empresarios y políticos regionales que instan a la urgente privatización de la empresa. Los mismos empresarios y políticos que están detrás de las obras faraónicas como la marina de Rubicón. Lo que es de dominio público es que el 40% del agua potable extraída por medio de la desalinizadora se pierde nadie sabe dónde. Mientras tanto, los paisanos de la isla luchan denodadamente por mantener su modesto club de pelota canaria o los pequeños pero magníficos restaurantes de Los Valles que, poco a poco, van levantando con sangre, sudor y lágrimas. En medio de un paro que se eleva al 60% de la población activa. La especulación se está cebando en el pueblo de Lanzarote, que ve cómo, inexorablemente, sin que nadie les defienda, les va robando todo lo que tienen, hasta el agua. La globalización llega a Lanzarote despojada de todo disfraz, mostrando con arrogancia su más deleznable rostro criminal”.

Dice el dicho que, casi siempre, la excesiva cercanía a los árboles (aunque en Lanzarote hay muy pocos) no nos permite ver el bosque en toda su inmensidad o extensión.

Ajenos a las banderías estrictamente políticas, dos viejos conejeros que no creen a tirios ni a troyanos de la farsa supuestamente democrática hablan, a la sombrita, de sus cosas:

-Si usted me hace el favor y no se lo cuenta a nadie, yo le puedo confesar un secreto ahora que no nos escucha nadie: Inalsa hace aguas, cristiano. Como lo está oyendo...

-¿Y todo eso lo descubrió usted solito, caballero, o se lo contó alguien? Dios le conserve la vista. Ya el conejo me riscó la perra... ([email protected]).

Agua, por caridad cristiana
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